Donald Trump y Joe Biden sostuvieron un agrio debate en Cleveland. (EFE/EPA/JIM LO SCALZO).
Donald Trump y Joe Biden sostuvieron un agrio debate en Cleveland. (EFE/EPA/JIM LO SCALZO).

Joe Biden solidificó su posición de favorito tras el primer debate. Trump había bajado las expectativas sobre su rival, algo que no se debe hacer en política. Insistió en que el demócrata necesitaría tomar drogas para ser competitivo. Sin embargo, el exvicepresidente se presentó como un hombre tranquilo, mientras Trump se veía agitado y disperso.

Lo importante en la política no son las encuestas en un determinado momento, dado que estas pueden cambiar. Las tendencias y las cuestiones claves deciden hacia dónde se dirigen los votantes. Biden resaltó estos asuntos. Por ejemplo, señaló con una mezcla de humor y preocupación que Trump había sugerido que la gente se inyecte lejía, socavando la imagen del presidente como gestor del COVID.

Otra cuestión clave es el carácter de una persona. En la campaña, Biden se ha posicionado como el candidato que marcará un retorno a la decencia en la política. Trump le hizo un favor al atacar a su hijo, Hunter. Asimismo, el republicano se burló de la inteligencia de Biden, alegando que su contrincante siempre fue un alumno mediocre. El candidato demócrata respondió con humildad, destacando su orgullo de padre y su origen clasemediero.

En compensación, Trump tiene puntos fuertes que pudo destacar, como sus acuerdos en Medio Oriente o su candidata a la Corte Suprema. No obstante, en vez de enfatizar esto, concluyó despotricando sobre un posible fraude electoral. ¿Un mandatario que cuestiona la democracia de EE.UU. públicamente es el indicado para liderarla? Esto fortalece el atractivo de Biden como un líder que repararía la imagen americana en el mundo.

Trump necesita un cambio de estrategia urgente, o como diría él: BIG LEAGUE!