La Comisión de Ética Parlamentaria debería investigar al expresidente del Congreso Daniel Abugattás por las denuncias en torno a la creación de una plaza que benefició, al parecer indebidamente, a su exoficial mayor Giuliana Lastres y por las ofensas que profirió en contra del fiscal José Peláez, a quien le pidió "fumigar" el Ministerio Público.
Así lo expresaron los congresistas Juan José Díaz Dios (Fuerza Popular) y Víctor Andrés García Belaunde (AP), al señalar que los legisladores representan a la nación y están obligados a mantener un comportamiento adecuado y estar sujetos a toda fiscalización que determine la Fiscalía o los propios parlamentarios.
Por su condición de miembro de la Comisión de Ética, Díaz Dios dijo que prefería reservarse su opinión sobre el fondo de la materia.
Solo apuntó que el fiscal Peláez está en todo su derecho de denunciar al legislador oficialista y que el grupo de trabajo, adicionalmente, puede solicitar información sobre las decisiones polémicas que tomó cuando presidía este poder del Estado.
"No solo es el puesto creado para la exoficial sino un caso que ha pasado desapercibido, el tema de sus gestores, donde postuló hasta una persona fallecida", puntualizó.
A su turno, García Belaunde dijo que el Congreso está obligado a dictar docencia política y esto es sancionar los comportamientos inapropiados.
"En política no se puede estar insultando, menos a los titulares de los otros poderes. A veces el debate puede ser intenso, pero debemos mantener el respeto", enfatizó.
JUSTIFICADOPor otra parte, Díaz Dios señaló que los documentos presentados ayer por Perú21 sobre la creación de la plaza para Lastres justifican que el Ministerio Público haya intervenido.
García Belaunde afirmó que el tiempo le dio la razón y se demostró que Abugattás manejó el Congreso como si fuese su chacra.
TENGA EN CUENTA
- Fuentes legislativas informaron que en las próximas horas la Fiscalía de la Nación presentaría una denuncia contra Abugattás ante la Comisión de Ética.
- Abugattás tiene otro caso abierto en Ética por responder con groserías, cuando presidía el Congreso, a un requerimiento del congresista Segundo Tapia.