Jorge Barata  hablará el 12, 13 y 14 de marzo en Brasil.
Jorge Barata hablará el 12, 13 y 14 de marzo en Brasil.

¿Vieron lo importante que era firmar el acuerdo con Odebrecht? En una semana de testimonios, han saltado no pocas liebres y varios resortes. Los argumentos de los que se opusieron, y aún se oponen a la confesión de los brasileños —aunque sin el ímpetu y la virulencia previos a la suscripción del documento—, se han ido cayendo con cada declaración de Curitiba. Hay delaciones que ya se sabían, hay otras que activaron detenciones preliminares urgentes —como las del empresario Gonzalo Monteverde y su entorno, por el manejo directo de los sobornos—, hay novedades que aprietan más a los políticos y habrá bombas en marzo con el relato más temido: el de Barata.

Así pues, el fino hilo de los testimonios va desde la necesaria corroboración hasta la aparatosa novedad. En lo primero, las carpetas fiscales se engrosan. No solo para que no digan que se trataba de un suelto que se pueda desmentir con alguna quimba abogadil, sino que esto que atestiguamos, o confirmamos, es el esquema de corrupción más grande que se haya visto en este lado del mundo.

Que le digan ahora a este acuerdo entreguista, humillante, servil y vendepatria. Los entreguistas, humillantes, serviles y vendepatria fueron los políticos, abogados y técnicos que se enriquecieron con los brasileños. Mientras más siguen atacando el acuerdo, más cerca se ve el ocaso de varios políticos que temen —con certeza— ir a prisión. Con el debido proceso, claro.

La situación de Lourdes Flores es, quizá, la más candente. 200 mil dólares, en 2010; entre 20 y 30 mil, en las presidenciales de 2006. El prófugo Félix Moreno está arruinado, aunque nadie nos está contando de su búsqueda. ¿Y los 25 millones por la Interoceánica que no conocíamos a los bolsillos de quiénes fueron a parar? Si así comienza este acuerdo, imagínese cómo acabará.

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