notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Dios no está en campaña, pero, a veces, parece que sí. Los sacerdotes tienen derecho a opinar cuando van por las calles o alguien les entrevista. Mis impuestos sirven para la manutención de los señores de sotana y nada cambiará al corto plazo. Recuerden a Humala. Te Deum tras Te Deum, juntos como hermanos. Que los curas usen el púlpito para hacer campaña o proselitismo político es lamentable, pero allá los que se dejan orientar, los que quieren creer. Están en su derecho. La libertad de creer no debe cuestionarse, como tampoco la libertad de elegir más allá de las creencias religiosas.

Que metan las narices en el proceso electoral no es nada nuevo. Recordemos lo que pasó en los 90 con Mario Vargas Llosa y el cardenal Augusto Vargas Alzamora, quien le pidió al candidato que no renunciara a la segunda vuelta (El pez en el agua, pág. 535).

¿Por qué la Iglesia sale a hacer campaña cada cinco años? ¿Qué se juega? ¿Qué teme perder? ¿Plata como cancha?

Cipriani va al choque y esta semana reiteró que el matrimonio homosexual no es natural. Ya sabemos: defensa de la familia: sí a la vida, no a la muerte. Y todo empezó con Javier del Río, arzobispo de Arequipa. A los asistentes a su misa, el señor les dijo que era pecado votar por candidatos como Alfredo Barnechea o Verónika Mendoza. Ambos han expresado una postura favorable a la causa gay, aunque Verónika ha ido más allá: cree en el matrimonio homosexual y en las familias diversas; es decir, en familias con dos mamás o dos papás. Y es Verónika la que más se ha enfrentado a la Iglesia: "Respetamos la pluralidad de creencias y religiones, pero vamos a garantizar que el Estado tome sus decisiones de manera autónoma de esas creencias y de esas jerarquías eclesiales".

Esta semana, como caído del cielo, apareció monseñor Bambarén al lado de Barnechea para decir "no a Keiko" y proponer la castración con bisturí a los violadores, pero jamás el aborto. Y, el viernes, marcharon jóvenes del colectivo Hagamos Lío. Según el portal El Búho, de Arequipa, los muchachos explicaron que su intención era defender la vida y respaldar al arzobispo. La Iglesia no está sola. Un informe del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) llamado Cambios y continuidades en el elector peruano revela que, para el 55% de peruanos, la religión es muy importante en su vida y, para el 31%, es algo importante. Católicos o no, la religión pesa. Y los presidenciables lo saben. Ante la bulla causada por los prelados, la Conferencia Episcopal se pronunció y respaldó «el compromiso de los candidatos por la defensa integral de la vida y el cuidado de la creación».

No se trata de moderar el discurso para ganar votos −como ya lo ha hecho Barnechea a la hora de recordarnos que está casado y es católico−, sino de reafirmar que somos un Estado laico.

Ojalá todos los candidatos lo hagan y vayan más allá de su fe.