Lima 07 de mayo de 2020 
Miles de personas incumplen con el aislamiento social para frenar el coronavirus en la avenida aviación, La Victoria.

Foto: joel alonzo/GERC
Lima 07 de mayo de 2020 Miles de personas incumplen con el aislamiento social para frenar el coronavirus en la avenida aviación, La Victoria. Foto: joel alonzo/GERC

Por Mauricio Aguirre

Dentro de lo devastadora que está siendo esta pandemia, lo positivo que nos ha traído el COVID-19, es que nos está descubriendo como país. Miles de páginas e innumerables estudios trataron de explicarnos por años qué es el Perú y qué somos los peruanos. Pero ahora, en solo pocos días, y como un laboratorio en tiempo real, un virus se ha encargado de mostrarnos día a día lo que realmente somos.

Vamos a cumplir 200 años de vida republicana, tenemos un Escudo Nacional que nos distingue, un Himno Nacional que cantamos desde que tenemos uso de razón, celebramos Fiestas Patrias todos los 28 de julio. Eso nos hace un país, es cierto, pero mucho más en el papel que en la realidad.

Somos muchos grupos sociales dentro de un mismo país y eso no está mal. Pero esos grupos sociales hablan de espalda uno con otro. Nunca de frente. Y aunque suene duro, nos convertimos en uno solo únicamente cuando juega la selección de fútbol o cuando aflora nuestro anti chilenismo.

Parece que nos hemos sacado la tinka. Tenemos un Estado indolente y poco interesado en el bien común, y empresarios y ciudadanos de a pie, que en su gran mayoría buscan imponer sus propias reglas sobre el bienestar de todos.

Es doloroso decirlo, pero creímos que para construir un país bastaba el boletín de normas legales del diario oficial El Peruano. El resultado. Desigualdad, debilidad institucional, informalidad, y una clase política con poca idea de cuál debe ser el rumbo.

Es hora de mirarnos, y en serio, en el espejo de la principal lección que nos está dejando el COVID-19. Si no, como la bruja en el cuento de Blancanieves, de nada servirá seguir preguntándonos a diario espejito, espejito ¿Cuál es la más hermosa del reino?, tratando de convencernos a nosotros mismos que vivimos en una realidad que solo está en nuestra imaginación.