César Hinostroza Pariachi se encuentra detenido en España. (Foto: USI)
César Hinostroza Pariachi se encuentra detenido en España. (Foto: USI)

Con el fallo de la Audiencia Nacional de España, el tristemente célebre César Hinostroza Pariachi, exjuez supremo que sumó a su poderoso cargo una rentable habilidad para los negocios ilícitos, estará pronto retornando en vuelo directo desde España al Palacio de Justicia, donde ya lo espera una reserva VIP en la carceleta.

Aunque gracias al blindaje aprofujimorista –que también le dio valioso tiempo para que pudiera escapar a Madrid, antes de que la Fiscalía extendiera la inminente orden de detención– se librará del cargo de haber encabezado una organización criminal, que rechazaron los tribunales hispanos, aquí enfrentará un proceso que, de momento, incluye tráfico de influencias, patrocinio ilegal y negociación incompatible. En el banquillo de los acusados seguramente tendrá a su lado a su colega, el suspendido juez –recientemente capturado– Ricardo Chang Recuay, también presunto miembro del entramado alrededor de Los Cuellos Blancos del Puerto.

Como se recordará, la difusión progresiva de lo que al final fue un verdadero festival de audios con la voz de Hinostroza pactando sobornos, exculpaciones, nombramientos, reuniones con la ‘Sra. K’ y demás trapicherías bajo la mesa, llevó a que el 13 de julio del año pasado se le dictara una orden judicial de impedimento de salida del país; pero este inefable magistrado, que tenía ‘hermanitos’ no solo en el Congreso y el Poder Judicial, se las arregló para cruzar la frontera norte, a punta de coimas, y desde Guayaquil, Ecuador, emprender vuelo a Europa.

Lastimosamente, el hecho de que no se le pueda juzgar por encabezar una organización criminal le permitiría eludir la pena máxima de ese delito, que es de 20 años de prisión, mientras que con los otros tres cargos puede recibir condenas que, como tope, llegan a los ocho años de internamiento. Será tarea adicional, pues, de jueces y fiscales encargados del caso lograr que este sujeto reciba sentencias acordes con la gravedad de sus actos delictivos –podrían acumular las penas, dado que la legislación lo permite– y no se salga con la suya (literal) o la de sus ‘hermanitos’, que tampoco le deben faltar en las judicaturas locales.