Artificial intelligence brain in the network space.
Artificial intelligence brain in the network space.

¡Qué órgano maravilloso es la mente, esa que innova! Pero quiero ser irreverente: en realidad es una fotocopiadora. Aunque innovar es cambiar y la gracia de las fotocopiadoras es reproducir fielmente el original. Es lo que hizo por más de 2 millones de años con las acciones que producían herramientas, estables como fotocopias.

Pero a partir de un momento la mente fotocopió ideas, representaciones y símbolos. Se desencadenó una epidemia de innovaciones, maneras alternativas de hacer las cosas y pensar la realidad. Desde entonces vivimos en cultura. Innovar es hacer las cosas de manera distinta y en todos los casos nos permite movernos de maneras alternativas a las que nos condena nuestro ser. La innovación construye puentes entre lo familiar y lo desconocido. Y, siempre, tiene que ver con la creación de nuevas metáforas, narrativas novedosas sobre el futuro.

Un cuento puede tener enorme poder —volar— y materializarse en un aparato —el que volaron los Wright—, pero no encontrar un modelo de negocios hasta mucho más tarde. Puede ser un cuento excitante pero no vendible y, claro, ser muy excitante y enormemente vendible como cuando demasiados idiotas invierten y crean una burbuja.

Al final, la innovación florece en mentes que navegan lo visual, lo auditivo, lo simbólico y lo narrativo; que pueden alternar entre la agudeza mental focalizada y la atención flotante de las pausas ociosas; y que profundizan procesos y no solo indicadores. Florece, pues, en mentes que se encuentran en algún lugar entre la tracción y la distracción, el aburrimiento y la confusión.

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