Espacio de crianza
Espacio de crianza

¿Hiciste daño? Te corresponde algo malo. Como no confío en que el destino se encargue de ello, yo o la sociedad en mi nombre hacen el trabajo. Espero que entiendas y la próxima vez realices las cosas de manera distinta, no porque hayan cambiado tus deseos —aunque sería mejor—, sino porque los controlarás o canalizarás de manera aceptable.

Palabras más, palabras menos, usando sinónimos o antónimos, es la idea central de responsabilidad y merecimiento, premios y castigos.

Pero eso se aplica a personas más o menos normales y en situaciones más o menos normales. Como sabemos —los testimonios de guerras, naufragios y otras circunstancias de supervivencia lo confirman—, hay extremos en los que suspendemos la responsabilidad, que tampoco se aplica a bebés, psicóticos y dementes.

Pero, ¿somos realmente responsables de lo que somos? ¿O la cadena de condicionamientos biológicos —genes y otros hechos orgánicos—, históricos y cadenas de eventos azarosos, están absolutamente fuera de nuestro control, también cuando somos seres racionales y sanos que vivimos tiempos convencionales? Si es así, ¿tiene sentido el sistema de retribuciones positivas y negativas que organizan la sociedad?

Quizá lo único que busca ese sistema es poner en vereda a la gente, descartar a los que no le sirven, manteniendo la ilusión de que son autónomos, pero no tiene mucho que ver con la moral. ¿O, como dijo James Dean, aunque no controlamos el viento, sí podemos ajustar las velas?

Es el tipo de ejercicio mental que vale la pena hacer en las aulas y que los jóvenes, a pesar de todo lo que nos quejamos de ellos, adoran.