Jorge Muñoz criticó que una persona que esté o haya estado involucrada en actos delictivos, sea capturado y luego liberado en menos de 24 horas. (GEC)
Jorge Muñoz criticó que una persona que esté o haya estado involucrada en actos delictivos, sea capturado y luego liberado en menos de 24 horas. (GEC)

Con las temperaturas veraniegas asediando las zonas altas del termómetro, la capital es un caldero humano cuyos problemas endémicos no hacen sino agravar las penurias de la canícula. Sin embargo, de momento Lima cuenta con un alcalde que está demostrando reflejos y una visión más allá de los condicionamientos electoreros o inmediatistas de su antecesor.

El burgomaestre Jorge Muñoz, ni bien instalado en el cargo, se enfocó en temas medulares para los que, en distintas ocasiones, ha presentado iniciativas con objetivos verosímiles, y cuyos beneficios pocos podrían poner en duda.

La de endurecer las sanciones para los malos conductores es una de las posibles medidas que mayor unanimidad ha concitado hasta ahora: es decir, que la acumulación de papeletas lleve a sanciones ya no solo administrativas, sino penales, sería un gran disuasivo para detener a los criminales del volante que, con o sin pasajeros, continúan fatigando calles de la ciudad, en perjuicio del ordenamiento vial y convirtiendo las pistas en una amenaza permanente.

Pero el día miércoles, en la reunión con el llamado Grupo de Lima, que integran representantes limeños de diversas bancadas para discutir propuestas sobre la ciudad, planteó que el Congreso lo apoyase en su pedido de un asiento para la comuna en el directorio de Sedapal, para, por lo menos, intervenir en decisiones que podrían evitar o prevenir desastres sociales, como la reciente rotura de tuberías en San Juan de Lurigancho y la inundación con aguas hediondas.

Claro que están también el tema de la partida presupuestal del Municipio, el grave problema de la inseguridad ciudadana, así como otros desafíos de envergadura, como el Plan de Recuperación del Centro Histórico, que debería haber sido parte, desde el principio, de los preparativos de los Juegos Panamericanos. Pero lo cierto es que resulta cuando menos tranquilizador ver al alcalde con la camisa arremangada y trabajo a manos llenas. Como debe ser. Que el Congreso también haga su parte.

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