(AFP)
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Ayer comenzó la cumbre de la ONU sobre cambio climático, en la que cerca de 60 presidentes, además de representantes de las principales corporaciones a escala global, se juntan para encontrar una salida a la inminente catástrofe ambiental. El gran ausente es Brasil, que tiene como líder a un negacionista de lo evidente. Otro ausente es Trump que, si bien se apareció al inicio de la sesión, se fue a los 10 minutos para un evento sobre persecución religiosa.

Como preámbulo a la cumbre, científicos de primer orden, junto a la prestigiosa Organización Meteorológica Mundial, han hecho público el informe Unidos en la Ciencia. Lo revelado demuestra que estamos mal: ya es un hecho que el periodo 2015-2019 será el más caluroso registrado alguna vez. La temperatura media mundial aumentó 1.1°C sobre los valores preindustriales (1850-1900) y 0.2°C más que entre el 2011-2015. De hecho, julio de 2019 ha sido el mes más caluroso que se haya registrado en el hemisferio norte. Todos hemos visto las consecuencias: olas de calor, incendios sin precedentes y fenómenos devastadores como ciclones tropicales, inundaciones y sequías.

La conclusión del informe es que los países no han estado haciendo lo suficiente para que el calentamiento global se quede dentro de límites tolerables, como se acordó en el Acuerdo de París en 2015. Si no se toman medidas radicales e inmediatas, que incluyan transformaciones socioeconómicas, será muy tarde. Sin reducción de emisiones de carbono en sectores claves, como en la agricultura, la ganadería y energía, estamos muy cerca del punto crítico de inflexión.

Los que no están convencidos, convénzanse. Hagámosles caso a los científicos, no a los gestores de intereses que solo defienden el lucro. Si seguimos así, no quedará ni siquiera un planeta en el que disentir.