¡Ya era hora! (FOTO: USI)
¡Ya era hora! (FOTO: USI)

Lean estas líneas: “(…) ¿Por qué no hemos advertido todos estos yerros e incoherencias? ¿No es la función del periodismo hacer contrapeso al poder estatal y denunciar sus abusos? ¿En qué momento nos convertimos en megáfonos de jueces y fiscales, con prescindencia de sus crasos errores? ¿A quién me debo: a una potencial fuente de información o a la ciudadanía? ¿Cuál es el titular correcto de mi nota: ‘Mandan a la cárcel a fulanito’ o ‘Juez comete abuso contra fulanito’?”.

Obviamente, no las he escrito yo. Ni Rospigliosi, Ghibellini, Federico, Romero Caro, Beto, Campos, Uceda, García Miró, Castillo, Meléndez, Delta, Cohello o algún otro colega que lamentablemente olvido. No, no las ha escrito ese puñadito de periodistas y columnistas que han mantenido tercamente su impopular independencia frente al oficialismo (¡no como las guaripoleras!), no responden al caviarismo y no actúan según “lo que le gusta a la gente”. Este puñadito puso jamás en los altares ni a Vizcarra ni a los fiscales. Estas líneas me asombran porque provienen de Andrés Calderón, un columnista de EC que hasta hace poco tiempo atrás era un entusiasta vizcarrista y un apologista de los fiscales. Pero la gente cambia cuando las injusticias y los excesos les tocan cerca y eso ha sentido Calderón, con toda razón, con la reciente prisión del árbitro Cantuarias. E, increíblemente, algo similar incluso he leído en AAR y RMP. Es que ya tanta sumisión, idolatría, obsecuencia, silencio y festejo a Vizcarra y los fiscales de parte de la mayoría de nuestra prensa es insostenible. Es cierto que no todos llegan a extremos como Mávila o LR, pero la vergüenza ajena se había convertido en una inseparable compañera mía. Bienvenidos los que enmiendan y regresan al punto de donde nunca debieron irse. Pero aún faltan muchos.

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