En la segunda vuelta electoral participaron los dos grupos políticos que obtuvieron las más altas votaciones en la elección del 7 de octubre.  (Foto: Daniel Apuy/ GEC)
En la segunda vuelta electoral participaron los dos grupos políticos que obtuvieron las más altas votaciones en la elección del 7 de octubre.  (Foto: Daniel Apuy/ GEC)

Es pertinente examinar algunas cifras sobre el referéndum, más aún dada la euforia de algunos oficialistas. En primer lugar, hubo un 25.6% de ausentismo, todo un récord respecto al ya alto 20% de 2016. En cristiano, 5.7 millones –sobre un universo total de 22.4 millones– no se dieron el trabajo de votar.

Luego, de los 16 millones que sí votaron, un 9% (redondeando) sufragó en blanco o nulo, lo que vienen a ser unos 1.5 millones de votos. Es decir, unos 7.2 millones fueron indiferentes a la votación. De los 16 millones que efectivamente votaron, unos 2.3 millones (14%) no siguieron las consignas de Vizcarra.

Así, los indiferentes y opositores suman unos 9.5 millones o el 42.4% de los votantes hábiles. No es poco, aunque es una cifra muy relativa: dentro de los ausentes hay quienes querían votar, pero no pudieron. Muchos viven afuera y no se han inscrito en el consulado. O están inscritos, pero residen muy lejos de los consulados para ir a votar, etc. Y me imagino que habrá para depurar muchos muertos aún en los padrones.

Sin embargo, ese ausentismo y esos votos nulos o blancos son los mejores argumentos para que el voto sea voluntario de una vez. Algo así se debió preguntar en el referéndum en lugar de tonteras.

Que el ausentismo haya rondado el 40% en tres regiones (Huancavelica, Amazonas y Huánuco), que en Tacna haya habido 126 mil votos viciados para gobernador regional sobre un total de 270 mil votantes y que el ganador solo haya obtenido tan solo 76 mil votos o que en la genial Arequipa los votos nulos y blancos (30%) hayan ocupado el segundo lugar para gobernador regional (con un ausentismo de 20%), indica que a la gente la estamos haciendo votar a la fuerza y que ya ni la multa o la responsabilidad de elegir a alguien frente a la urna les está importando.

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