El fiscal José Domingo Pérez participó en el allanamiento del estudio Oré Guardia, al cual pertenece el abogado Edward García Navarro, quien defendió a Keiko Fujimori. (Foto: Renzo Salazar)
El fiscal José Domingo Pérez participó en el allanamiento del estudio Oré Guardia, al cual pertenece el abogado Edward García Navarro, quien defendió a Keiko Fujimori. (Foto: Renzo Salazar)

Ayer se allanó un estudio de abogados a cargo de la defensa de políticos procesados. Es decir, el fiscal Pérez y el juez Concepción violaron completamente el principio de reserva, de ese secreto elemental que se debe respetar que existe entre el abogado y su patrocinado para defenderse. Y no solo la reserva de los acusados en cuestión, sino también de las otras personas que son clientes de ese estudio y cuyas defensas también podrían ser escudriñadas, algo que mañana le puede también pasar a usted que me está leyendo. Ni siquiera en la dictadura militar de Velasco se hizo algo parecido. Hemos llegado así a un fascismo judicial, que debería ser enérgicamente rechazado, porque si no vamos a acabar pronto en una autocracia. Y este infeliz allanamiento solo sirve para que Toledo y García refuercen sus casos y nos pinten afuera como unos bananeros (con perdón de los bananeros).

Por allí alguien me alega que se hizo algo similar en EE.UU. con Trump. Bueno, Perú NO es EE.UU. No tenemos sus instituciones, nuestra policía no es el FBI y no creo que ni los exaltados Pérez o Concepción serían fiscales o jueces allá o tendrían un ministro de Justicia tan precario como Zeballos.

Espero que mis colegas no caigan en la cobardía de no plantarse enérgicamente frente a estos excesos o que sigan con este populismo periodístico actual “porque eso le gusta a la gente”, que una arbitrariedad es una arbitrariedad, por más que la masa la aplauda por fascistoide.

Muy tibio el pronunciamiento del Colegio de Abogados de Lima, sin ni mencionar circunstancias. ¡Qué pena que Villa Stein no ganó las últimas elecciones! Él sí tiene carácter y solidez, no como la actual decana Portocarrero. ¿Para eso buscan cargos? ¿O el CAL ya no es más que un club campestre en el km 40 de la carretera Central?