PPK rechazó categóricamente estar involucrado en los polémicos 'Kenjivideos'. (Foto: César Campos)
PPK rechazó categóricamente estar involucrado en los polémicos 'Kenjivideos'. (Foto: César Campos)

Una pena cómo acabó este gobierno de PPK, uno en que muchísima gente depositó grandes –hasta muy exageradas e ingenuas– esperanzas. Desde “el presidente de lujo” hasta muchos ministros que venían con excelentes calificaciones profesionales. Hoy todo eso se ha ido por el desagüe, entre corruptos y desesperados aprendices de brujos. Duro, muy duro este fracaso.

Ahora toca tener “cabeza fría”, que la Constitución nos marca el camino a seguir. Seamos constitucionalistas por alguna vez en nuestra historia: Vizcarra releva tranquilamente a PPK y a seguir rumbo a 2021. Eso reclama una larga tregua política, un “gabinete conversado”, una reactivación económica y una limpieza de este establo. Nuestra débil economía no aguantaría incólume una convocatoria a elecciones generales: eso implica largos meses de parálisis en las inversiones y consumo locales por la incertidumbre, fuga de los inversionistas extranjeros, una vuelta a las duras broncas polarizadoras de campaña, esperar lo que tarda en armarse y afiatarse el nuevo gabinete y administración, vivir el peligro de un voto irreflexivo por estar todos calientes... Y todos sin la garantía de que lo que venga sea mejor que Vizcarra y este Congreso.

Nos toca Vizcarra, madurez y sopita de pollo para sanarnos. Solo los izquierdistas radicales ganarían con unas elecciones inmediatas, exigidas por termocéfalos que deben enfriar sus circuitos. Pálidos pero serenos. ¡Sereno, moreno! Tampoco hagamos estupideces por impulsivos. Toca ahora hacer un aterrizaje suave (soft landing) en medio de la tormenta, no agitar más al maltrecho avión.

Este modelo constitucional nos ha dado muchos años de democracia y una reducción sustantiva de la pobreza, algo muy raro en la historia del Perú, llena de cuartelazos y penurias económicas.