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Euskadi Ta Askatasuna (ETA o Patria Vasca y Libertad), la casi sexagenaria banda terrorista marxista-nacionalista vasca, llegó a su fin ayer (aunque su lunática ideología persiste en los partidos Sortu y Bildu, que cierto apoyo tienen en el País Vasco y Navarra), tras haber asesinado a más de 800 seres humanos de toda edad y género, sea con el coche-bomba, el tiro a la nuca o el explosivo escondido en lugares públicos.

Fundada en 1959, su primer ejecutado fue el policía Melitón Manzanas en 1969. Con el símbolo de la serpiente enrollada en un hacha, los terroristas “etarras” fueron capaces de las mayores atrocidades, como colocar bombas en sitios llenos de civiles inocentes y en las horas de mayor concurrencia, como estacionamientos de supermercados (Hipercor en Barcelona. 4 p.m. 21 muertos, 45 heridos) o cafeterías (“Rolando” en Madrid. 2 p.m. 13 muertos, 80 heridos). Lamentablemente, ETA tuvo un momento en que fue glorificado por la izquierda mundial al asesinar espectacularmente en 1973 de un bombazo (el auto acabó en una azotea) al almirante Carrero Blanco (Operación Ogro), marino que iba a suceder a Franco. Indiferente a la llegada de la democracia, ETA siguió matando y eso provocó que el gobierno de Felipe González montase una especie de Grupo Colina para asesinar terroristas en España y en Francia (entonces refugio etarra), llamado GAL. Eso llevó a un juicio que encarceló a muchos policías y hasta al ministro del Interior Barrionuevo, aunque González tuvo más suerte que Fujimori y nunca fue procesado. ETA incluso estuvo a punto de matar al rey Juan Carlos (abortado disparo con mira telescópica) y al premier Aznar (su auto blindado resistió la explosión). Golpes policiales sucesivos y el asco ciudadano acabaron finalmente ayer con ETA.

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