(CésarCampos/Perú21)
(CésarCampos/Perú21)

La reciente toma de la puerta de San Marcos no es una palomillada juvenil para apoyar una “protesta justa”. Si este fuera un país de verdad, ese ataque a los derechos de los demás constituiría un acto con serias consecuencias penales: usurpación agravada (arts. 202 y 204 del Código Penal), delito de disturbios (art. 315), resistencia a la autoridad (arts. 366-368) y daño a la propiedad pública (art. 205-206), que el procurador de San Marcos exigiría al Ministerio Público. Y en cualquier país normal, la Policía procede a desalojarte sin miramientos para que dejes de fastidiar a los demás (es más, les dieron demasiado tiempo). Lo más patético es que la izquierda y algunos intelectualoides apoyan esta forma de vandalismo y condenan el despeje de la puerta, basándose en falacias absurdas. Existen mil maneras de protestar sin perjudicar al resto y si definitivamente no te gusta el nuevo programa de Estudios Letras, pues eres libre para largarte a otra universidad que se acomode más a tus aspiraciones. Lo más patético es que Gerardo Salas, el cabecilla de la toma y presidente de la federación estudiantil, fue llevado al Congreso por la izquierda como si de un personaje se tratase y La República de Mohme le puso su fotito en portada, cual héroe. Según el rector Cachay, Salas pertenece a Nuevo Perú (eso explica el interés de Indira Huilca y el rojerío congresal para defenderle) y está matriculado en muy pocos créditos. Por otro lado, Cachay tampoco como que tiene mucha autoridad moral, pues él también avaló una toma anterior cuando era profesor (existen fotos).

- ¿Y eso del “baño de género neutro” en Promperú? Qué huachafos pueden ser algunos para aparecer como modernos o “progres”. Le pones “baño común” afuera y punto. Para esas estupideces uno paga impuestos…