Mauricio Macri se pronuncia luego de perder las elecciones primarias en Argentina y espera revertir la situación en las elecciones generales de octubre. (Foto: EFE)
Mauricio Macri se pronuncia luego de perder las elecciones primarias en Argentina y espera revertir la situación en las elecciones generales de octubre. (Foto: EFE)

“Los argentinos no son buenos o malos; son incorregibles” (parafraseo a Borges respecto a los peronistas). Que una mafiosa incompetente, demagoga y corrupta como Cristina Kirchner –el primero en su plancha es solo su títere– se haya colocado a un paso del poder en octubre próximo confirma que existen pueblos muy necios, que aman el masoquismo (¿aquí no reelegimos a Alan tras el Aprocalipsis?).

Es patético que precisamente los dos países latinoamericanos –Argentina y Venezuela– que más pudieron pertenecer al Primer Mundo por sus inigualables riquezas naturales, su posición atlántica y sus geografías fáciles hayan fracasado así. Salvo Chile (por la política económica de Pinochet), Uruguay (por el genio de José Batlle) y Costa Rica (por la visión de Figueres Sr.), el resto es un desastre (Brasil es otra historia: por sus dimensiones y por haber sido inicialmente un exitoso imperio); a 200 años continuamos siendo un aborto del extinto imperio español, merced a una independencia muy prematura. ¡Y espérense a ver cómo AMLO hace papilla a México!

Y como me comentó una mente perspicaz, “cuando tipos como PPK o Macri resultan un fiasco, las consecuencias en los siguientes 10 años son peores que si no hubieran ganado”. Ni en mis peores pesadillas calculé que PPK, Zavala y Thorne iban a resultar tan ineptos, al margen de esa calamidad mercantilista, “conservadura” y necia que resultaron los fujimoristas en el Congreso. Es que no hay peor derecha que aquella que triunfa pero no gobierna luego como derecha (y se inclina ante la caviarada). Encima, una derecha sin pantalones, como PPK y Macri (¡el pusilánime y traicionero Vizcarra ni calzoncillos lleva!). Los fracasos de los Macri y los PPK desprestigian a la derecha y les abren la puerta al poder a los descerebrados (la izquierda).

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