El ex presidente Alan García Pérez. (USI)
El ex presidente Alan García Pérez. (USI)

Me pregunto cuántos de los que hoy se hacen los moralistas con Alan García votaron por él en 2001 y 2006, después de haber vivido –o que les hayan contado– el ‘Aprocalipsis’ o les hayan advertido de cómo era él. Me pregunto cuántos de los que hoy se hacen los moralistas con García trabajaron sin problemas con su segundo gobierno, cobrándole al Estado. Me pregunto cuántos coleguitas, oenegistas y políticos de los que hoy se hacen los moralistas con García iban a besarle la mano en ceremonias y le festejaban. Me pregunto si Mohme se acuerda de cuántos artículos y portadas sacó LR durante décadas a favor de García. Me pregunto si Mario Vargas Llosa se acuerda de lo que escribió sobre él en “El pez en el agua” y todo lo que le hizo García en la campaña de 1990 antes de ir a buscarle solícito a Palacio para conversar y pedirle edificar el Museo de la Memoria (jugada para “desderechizarse” y así los progres nórdicos le otorguen el Nobel) cuando García ejercía su segunda vicepresidencia (como también me pregunto si Vargas Llosa se acuerda de las conferencias auspiciadas por Brasken/Odebrecht en 2010 y 2016 o su visita con estos a su central de Chaglla en junio de 2014, junto a varios coleguitas, hoy moralistas). García no fue dos veces presidente del Perú por generación espontánea: millones de peruanos votaron por él. Y en 2001 y 2006 ya le conocían BASTANTE. Así que, por favor, quédense calladitos todos esos furibundos moralistas en sus discursos actuales, que dan arcadas. Y lo mismo mucho de lo anterior aplica para PPK y Humala. Cuando García, Humala y PPK estaban arriba, todos les celebraban y se olvidaban de sus conocidas oscuridades. Cuando caen, todos van al linchamiento y la desmemoria propia: prefiero la elegante discreción a la repulsiva hipocresía peruana.

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