-El grado de negacionismo, intolerancia, adulonería y fanatismo ha llegado a tal extremo que algunos atrevidos microbios ningunean al Wall Street Journal y a Mary O’Grady, miembro de su consejo editorial (ver ) por solo decir una verdad: el Perú experimentó un golpe de Estado. Oigan, microbios, el WSJ no solo es el diario de economía y negocios más importante del planeta y una lectura de referencia para bancos, calificadoras de riesgo, fondos, CEO, etc., sino que es el medio yanqui de mayor circulación (2.6 millones) y uno de los pocos éxitos periodísticos y económicos en Internet (1.8 millones de suscripciones de ese total). El País de Vargas Llosa es un pigmeo al lado (además de estar quebrado). Lo siento, chicos, pero Vizcarra ya es un golpista para el mundo de los negocios. Ese sector le cree mucho más al WSJ que a Levitsky, Vargas Llosa o al caviaronazo NYT (medio que solo es un artículo de fe entre los demócratas de la Costa Este. El resto de gringos no le toman mucho en cuenta).

-Ya saben, cuando se divorcien o rompan una relación o no quieran respetar un contrato o quieran cagarse en alguna regla, invoquen la “negación fáctica de la confianza”, nuevo concepto jurídico inventado por el presidente de facto y todos esos patéticos abogados, opinólogos, waripoleras y demás chupamedias del golpista. Pensé que el Perú nunca superaría su récord de barbarie jurídica, con sentencias hechas en España, condenas con casos prescritos, prisiones preventivas a gusto de la Fiscalía o reversiones de indultos, pero esta nueva salvajada legal ha vuelto a elevar la varilla.

Prueba ácida de periodismo: hasta ahora, solo he visto por web la nota del WSJ en el siempre correcto Gestión. Vamos a ver quiénes la reseñan hoy en papel…