La película contará la historia de la caída y captura de Vladimiro Montesinos. (Foto: 3 Puntos)
La película contará la historia de la caída y captura de Vladimiro Montesinos. (Foto: 3 Puntos)

Fui a ver “Caiga quien caiga”. Apreciaciones de forma: la película parece hecha en los 80 por su baja calidad de color y luz; es como un largo comercial de TV de media caña. Salvo los trabajos de Miguel Iza (¡muy bien!, el personaje no es fácil) y de Javier Valdés (perfecto como el ministro Bustamante angustiado), el resto de actuaciones son discretas. Demasiado diálogo discursivo; algunos hasta suenan a arengas. La escena del romance del protagonista es media cómica por forzada. Uno compara técnicamente esta película con lo que se hace en Argentina, México o Brasil (por no salir de Latinoamérica) y llora.

Vamos al fondo: ¡Demasiado cherry a Ugaz! Nadie niega su extraordinaria labor para detener a Montesinos, pero de allí a presentarle como el superhombre increíble que solitito se bajó al montesinismo ya es demasiado. Es inteligentísimo, seductor, líder, desinteresado, patriota, gran “pater familias”… Sus parlamentos henchidos de patriotismo y abnegación son excesivos y ese cierre laudatorio con su foto es muy rochoso. ¡Mejor le hubieran puesto “Nuestro salvador Ugaz” o “Grau II” al filme!

Si bien es cierto que el filme no pretende ser un documental, la gente que no vivió esa época se va a llevar por esta y existen demasiadas inexactitudes y omisiones. Se es injusto con Bustamante, que se la jugó por Ugaz. Jamás mataron a un testigo en un cementerio ni secuestraron a la hija de Ugaz. El golpe Montesinos-Boloña era para antes de la primera vuelta, no tan después. El IDL no quiso más bien trabajar con Ugaz. Ugaz sí llegó a hablar con Fujimori. Se obvia la decisiva deserción de Corrochano. No se explica la razón de la traición de Pinchi Pinchi y se olvida la gestión de Jorge del Castillo para que esta declare, etc. La peli se deja ver, pero no me la pongan en un altar.