Martín Vizcarra pidió a Venezuela que acepte la ayuda humanitaria y que realice elecciones presidenciales con garantía para todos las divisiones políticas del país llanero. (Rafael Cornejo/Perú 21)
Martín Vizcarra pidió a Venezuela que acepte la ayuda humanitaria y que realice elecciones presidenciales con garantía para todos las divisiones políticas del país llanero. (Rafael Cornejo/Perú 21)

- Parafraseando al intelectual mexicano Francisco Marín Moreno, es genial aquello de que “la izquierda quiere tanto a los pobres que busca siempre que haya más”. Es que no hay mejor receta para atrasar y empobrecer a un país que la izquierdista: Cuba castrista, Chile allendista, Argentina peronista y Venezuela chavista son grandes ejemplos.

- Veo hace poco al presidente Vizcarra disfrazado de bombero y fungiendo de alcalde de Lima en un aparatoso incendio –me imagino que por consejo de su flamante asesor argentino Maximiliano Aguiar, ese mismo caballero que durante la campaña le encargó a Meche Aráoz, como la mujer en la plancha, la repelente labor de insultar a Keiko Fujimori como hija y de traficar con el mito de las esterilizaciones forzadas– y me preguntaba si este señor tan inocentón llegará tranquilo a 2021. Debería, porque en realidad le queda un poco más de dos años efectivos de gobierno, dado que 2021 es un año electoral. Y para distraer al personal en este año tiene el Mundial (con todos los partidos preliminares) y las próximas elecciones regionales y ediles, que algo le importarán a los peruanos, mientras que los Juegos Panamericanos se darán en 2019. Circo hay. Ojalá haya pan.

- ¿Es tan “normal” que Nadine Heredia u Ollanta estén enviando tuits, aunque sea por medio de sus abogados? ¿Es tan “normal” que un preso haga política (lo mismo hacía Fujimori, dicho sea de paso)?

-Si les gusta el fútbol, les recomiendo fervientemente el libro Con todo, contra todos (Penguin Random House, 2018) del escritor José Carlos Yrigoyen. Es una historia –y análisis– de nuestra selección desde 1968 hasta hoy. Excelente prosa, muchos datos, crítica sana, bien estructurado y, no menos importante, muy ameno. ¡Una chalaca al ángulo!