¿Y si hubiera sido Villa Stein?

Cuando antes de ayer un colega me llamó para comentarme el audio del juez San Martín, le contesté: “¿Y qué? Nunca le pasará nada. Ya ha tenido SIETE denuncias MUCHO más serias y nada. Mañana tendrá muchos defensores.

El aparato caviar se dedicará a minimizar o soslayar la denuncia. ¡Si hubiese sido Villa Stein, le crucificarían! Muchos medios apenas darán una tímida reseña y merece ser portada. Y muchos abogados serán muy benignos. ¡Qué van a chocar con un vocal supremo! Tampoco los sonsos fujimoristas le procesarán. Y menos el resto del Congreso”. Como le pronostiqué a mi amigo, mi vaticinio se ha cumplido, milimétricamente. ¿Portadas? Muy pocas. Algunas llamaditas nomás. Prensa muy tímida (aunque me impresionó Jimmy Chinchay). ¡Ni siquiera apareció afuera en Diario 1! ¿La caviarada? O silente o minimizando o apelando al sentimentalismo.

Eguiguren (¡quién todavía!), Avelino Guillén, Raúl Ferrero, Nakasaki, Lamas Puccio, etc., ya le han minimizado el pecadillo. ¿El locuaz Ugaz, IDL o Prado Saldarriaga? Silentes... Hasta Vitocho hecho un gatito. Ya saben: el doble rasero otra vez, siempre impune si eres caviar. Es que es muy normal, “hermano”; es una “cojudez” nomás que un vocal supremo le pida al presidente de una Corte Superior que este “presione” (¡palabra literal!) a una jueza subordinada por el caso de SU hermana, señora que tiene su propio abogado para ir directamente donde la jueza, como corresponde para formular esos pedidos. ¡Qué va a ser tráfico de influencias! ¡Es una “causa propia” (mentira, lean Ley 29277, art. 40)! ¡No se ha violado la carrera judicial! ¡Es normal que un expediente se resuelva en menos de tres meses! ¿Y cómo así su interlocutor Ríos ya sabía el número de expediente? ¡Nooo, no habían hablado antes! ¡Boten a Chávarry! ¡Portadas! ¡Ese sí es malo!