(Getty Images)
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Si algo he constatado a través de los años, es que no existe nada más impopular que un “gasolinazo”, sobre todo del sector C para abajo. Un “gasolinazo” es sinónimo en el subconsciente popular de que TODO va a subir de precio (y en un país de tanta gente humilde que vive de tener su bodega, una subida gratuita de precios en gaseosas, licores y cigarrillos impacta directamente en sus bolsillos al vender menos. Y los futuros octógonos bajarán también sus ingresos por golosinas. Y también habrá menos empleo formal dependiente de esos productos. Este es el tipo de cosas en las que no se fijan nuestros mesocráticos caviares cuando hacen su “ingeniería social” por el “bien” del pueblo). Por supuesto que no ha sido un “gasolinazo” como los que nos metían Morales o Belaunde o Alan, pero la palabrita nomás ya es devastadora. Por eso me río de todas esas explicaciones alambicadas y rebuscadas (pusilánime, falto de coaliciones, corrupción, rehén de Keiko, falta de plan, pelea con Tuesta) para dilucidar la abrupta caída en la aprobación de Vizcarra, que llegaron hasta esa extrema tontera caviar de Dargent de que el pueblo se ha molestado porque Vizcarra no defendió el Lugar de la Memoria... Vizcarra se ha caído básicamente porque la gente común cree que les ha subido la gasolina a poco de asumir y eso le ha hecho MUY antipático. El resto de cosas algo resta, pero es muy accesorio frente al 90% de la gente que se ha sentido agredida directamente en sus bolsillos y a la que ya no le importa que Villanueva les diga ahora que se va a retroceder, que se bajen el pantalón con los transportistas o que el BCR les asegure que la inflación no subirá: el jarrón ya se rompió. Vizcarra = gasolinazo. Esa fórmula es la que le ha pulverizado en las encuestas. Tuesta le jodió bien.

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