Aldo Mareátegui
Aldo Mareátegui

Bergoglio ha sido el Papa más izquierdista que hemos tenido, rojimio como todo jesuita típico (por eso, entre otras cosas, admiro a Carlos III: su expulsión de la eternamente politizada y manipuladora orden jesuita del Imperio español fue una muy sabia decisión). En la década de los 60, Bergoglio perteneció a la “Guardia de Hierro”, una organización peronista zurda. Posteriormente, el argentino se mostró como muy admirador de los teólogos cristianos-marxistas Amelia Podetti y J.C. Scannone, siéndole el activista abiertamente rojo Juan Grabois muy cercano actualmente.

Por eso no sorprende que Bergoglio no haya tenido la cortesía de mantener unos dos años más al derechista Cipriani (que equilibraba bastante el mayoritario rojerío de la Iglesia peruana. Vamos a extrañar su gran personalidad y su valentía tan poco peruana en decir las cosas sin anestesia. Por más que uno no sea practicante y discrepe de tanto arcaísmo doctrinal, es indudable que Cipriani es un tipazo) y haya nombrado en su lugar a un simple curita, pasando incluso por encima de muchos obispos y clérigos de mucho mayor rango, lo que me imagino que tendrá molesto a más de uno.

El nuevo arzobispo limeño es un sociólogo de San Marcos, admirador del tan inflado teólogo marxista Gustavo Gutiérrez e integrante del cogollo de la PUCP, así que rojazo es. Lo raro es que tiene 69 años, así que en seis años saldría de un puesto donde suelen durar mucho más. 

La izquierda avanza así más en el Perú, con una Iglesia repleta de rojos y de curas tan politizados como ese cardenal Barreto, un rojimio antiminero cuyo antifujimorismo le hace ser un sádico cuando habla del indulto. No soy practicante, pero recomiendo a los que lo son que exploren el protestantismo, porque la Iglesia católica es ahora una rojada con Bergoglio.

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