Redes sociales
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Las maneras de ganar campañas políticas y gestionar también políticamente están cambiando acelerada y radicalmente. A Rezo, un joven influencer alemán de música y ligerezas, se le ocurrió colgar –en vísperas de las últimas elecciones europeas– un video, vía YouTube, en el que atacaba sin compasión al gobernante partido democristiano teutón (también a los socialdemócratas, aunque en menor medida), pidiendo que no se vote por ellos. Tuvo 5 millones de vistas y, aunque no se sabe exactamente cuánto de este llamado mermó la votación democristiana, que bajó bastante su caudal electoral, se estima que este ataque fue decisivo para la mala performance de los democristianos entre la juventud alemana, que se inclinó muchísimo más al partido de los “verdes” (ecologistas).

Por otro lado, en El Salvador tenemos de presidente a Nayib Bukele, un joven “outsider” (37 años aún) que sorpresivamente derrotó al bipartidismo de Arena (la derecha) y el FMLN (izquierda) solo a base de una campaña en redes sociales y que ahora gobierna a base de tuits. No son mensajes incendiarios a lo Trump, sino que Bukele desde allí ordena, destituye, anuncia y gestiona El Salvador, proclamándose “el presidente más cool del mundo”, al que no le gusta usar corbata. Toda la oposición le acusa de liviano y populista, pero hasta ahora le va bien en la aprobación ciudadana. Tampoco el periodismo local anda muy contento con él: no declara y se sospecha de manipulación en likes y uso de trolls. Ojo que Bukele recién asumió este 1 de junio y todo este esquema puede devaluarse muy rápidamente si no hay resultados.

¿Rezo y Bukele son la vanguardia de la modernidad o la típica frivolidad de nuestros tiempos? ¿Aquí sucederá algo así? Por lo pronto, Muñoz ganó la alcaldía de Lima básicamente por las redes.

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