Vizcarra se puso fuerte y se opuso a los cambios hechos en el Congreso sobre la bicameralidad. (Presidencia)
Vizcarra se puso fuerte y se opuso a los cambios hechos en el Congreso sobre la bicameralidad. (Presidencia)

Se ha llegado a tal nivel de insostenible crispación entre el Ejecutivo y el Legislativo que así no vamos a arribar al 2021 sin que el sistema democrático quede muy mellado, sea porque Vizcarra cierre al Congreso (más aún con esta última encuesta, que debe haberle mareado más, junto a tanto sobón oficialista que ha aparecido), sea porque el Congreso le siga la guerra. Ya estoy comenzando a pensar que tal vez la mejor solución es que se convoque a nuevas elecciones generales y se repartan las cartas otra vez.

Es que el Congreso está muy desprestigiado, mientras que el belicoso Vizcarra se está creyendo un De Gaulle, olvidándose que es un accidental presidente provisional (y, hasta ahora, un flojísimo gestor público, con muchos ministros malos o discretos). Me dirán que de tanto odio y polarización actual no va a salir nada bueno electoralmente, pero es que uno ya ve imposible que Vizcarra y el Congreso lleven la fiesta en paz durante tres años más. ¿Y quiénes primarían en una elección ahora? Seguramente muchos partidos del Congreso casi desaparecerían (fujimorismo, aprismo, ppkausismo, aranismo, mendocismo), salvo AP y APP (¡AAR sonreiría por Acuña!). Ya en vísperas de estos recientes comicios recordamos que estos a menudo pueden prefigurar tendencias para las próximas elecciones presidenciales (Belmont anunció a Fujimori, Villarán a Humala, la marea aprista a García II). Según lo que se leería superficialmente, el acuñismo de APP (ganó Ucayali y La Libertad, y segunda vuelta en Cajamarca, Pasco, Madre de Dios y San Martín) y Acción Popular (alcaldía limeña y segunda vuelta en Cajamarca, Cusco y Huánuco) serían los mejores posicionados ahora. ¿Acuña, Barnechea (o RDC), Guzmán y algún rojo radical telúrico? ¿Qué es mejor: este horror sin fin o un final horroroso?

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