Campaña muy corta y muy atípica. (Foto: Rolly Reyna / GEC)
Campaña muy corta y muy atípica. (Foto: Rolly Reyna / GEC)

-Nuestras tan atípicas próximas elecciones congresales del 26 de enero van a experimentar una campaña particularmente corta. Diciembre es un mes en el cual la gente se relaja mucho desde la segunda quincena y piensa en sus Navidades, su fin de año, su cierre anual de negocio, sus renovaciones de contratos, cómo va a encarar su verano (en lo laboral o festivo) y cualquier cosa antes que en unas elecciones congresales. Además, hasta el viernes 27 de diciembre se permiten retiros. Y luego de Año Nuevo (que cae miércoles), la primera semana de enero es muerta. Eso significa que el apático votante recién va a comenzar a prestarle más atención a las elecciones (si es que tiene algún interés político…) a partir del lunes 6 de enero, lo que solo deja 19 días efectivos de campaña, durante un verano que siempre distrae, con una campaña en la que no habrá propaganda televisiva y en la que la financiación privada va a ser muy escasa con todos estos líos desproporcionados (un donante es considerado casi como un delincuente, los fiscales quieren excesivamente considerarlo lavado de activos, muchos medios andan histéricos con el tema, etc.). Encima, no habrá candidatos presidenciales como “locomotoras” de lista. Se avizora ausentismo elevado y mucho voto nulo/blanco.

-Mi vecinito, La República, los artistas, los caviares y la izquierda tienen caparazón para criticar implacablemente a los empresarios por entregar dinero a escondidas para las campañas fujimoristas después que sus paladines Humala y Villarán (¡mi vecinito hasta trabajó con ella!) recibieron dinero negro de criminales empresas brasileñas (y hasta firmaron contratos suculentos para ellas). ¿Y los vargasllosistas se olvidaron del abundante dinero –privado y escondido– en el Fredemo en 1990? ¡La hipocresía abunda!

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