“Es difícil comprender el comportamiento de varios políticos, funcionarios y gente con acceso al poder en Perú, Argentina y en otros países al inmunizarse, secretamente, sin respetar las reglas de juego de mínima solidaridad con el personal médico y las poblaciones vulnerables”. (Foto: Archivo de GEC)
“Es difícil comprender el comportamiento de varios políticos, funcionarios y gente con acceso al poder en Perú, Argentina y en otros países al inmunizarse, secretamente, sin respetar las reglas de juego de mínima solidaridad con el personal médico y las poblaciones vulnerables”. (Foto: Archivo de GEC)

Es difícil comprender el comportamiento de varios políticos, funcionarios y gente con acceso al poder en Perú, Argentina y en otros países al inmunizarse, secretamente, sin respetar las reglas de juego de mínima solidaridad con el personal médico y las poblaciones vulnerables a las que estaban destinadas las vacunas contra el COVID-19. Y, sin embargo, afirmo esta contradicción: es difícil entender que aún no comprendamos que justamente, en situaciones de alto riesgo y crisis, millones de personas son capaces de mostrar el lado más oscuro del ser humano, como lo podemos comprobar a lo largo de la historia y en cualquier parte del mundo.

La falta de solidaridad, la maldad o la perversidad emergen en los momentos críticos de la historia, como se ha estudiado a fondo en el caso de los millones que siguieron órdenes genocidas en la Alemania Nazi, en la China de Mao Tse Tung, en la Unión Soviética, sobre todo en tiempos de Stalin, y en muchos otros casos de autoritarismos de derecha o de izquierda.

La historia del mal y de la indiferencia hacia las víctimas de hambrunas, epidemias, represión o tortura sigue ocurriendo en nuestros tiempos en Corea del Norte; en la China que de “comunista” solo tiene el nombre, que reprime a la población uigur (de origen musulmán) en la provincia de Xinjiang; en la budista Myanmar que sigue masacrando a la también población musulmana rohingya, o a la vuelta de la esquina, en la Cubazuela chavista, cuyos funcionarios tienen mafias conectadas al narcotráfico, al terrorismo y hasta se han aprovechado para enriquecerse con el hambre del pueblo.

Incluso, en EE.UU., acabamos de presenciar cómo la mayoría de los senadores republicanos absolvieron a Trump del impeachment por instigar el ataque al Capitolio por cálculos políticos, sembrando un ominoso precedente en cuanto a los límites de poder de sus futuros presidentes.

La próxima semana seguiremos con este ensayo.

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