notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Verónika Mendoza se encuentra en una situación muy incómoda y muy difícil. Para el Frente Amplio, durante la campaña para la primera vuelta, el fujimorismo ha sido la expresión de la dictadura y la corrupción; mientras que el pepekausismo ha sido la expresión del entreguismo y el lobbismo. Adicionalmente, ambos han sido para Verónika la misma cosa, el mismo sistema, el mismo modelo. ¿A quién apoyar ahora?

Apoyar a Keiko o permitir que ella gane sería traicionarse en lo político, porque se trata del enemigo. Apoyar a Pedro Pablo Kuczynski o darle una mano para que gane sería traicionarse en lo económico, porque para el Frente Amplio, PPK se encuentra más a la derecha que Fuerza Popular.

Pero en la segunda vuelta no hay salida. O es uno o es el otro. No hay cabida para decir que no se apoyará a ninguno. Si se vota a favor de Keiko, gana ella. Si se vota a favor de PPK, gana él. Si no se vota por ninguno y se opta por viciar el voto o votar en blanco, lo más probable es que gane ella y se perjudique a PPK. No hay más alternativas. Todo lo demás es discurso para las galerías, malabarismos verbales para no decir lo que no queda más remedio que decir.

Hay que tener en cuenta que Verónika Mendoza y el Frente Amplio no controlan el voto de quienes los prefirieron en la primera vuelta. La gran mayoría de sus electores no son militantes de ningún partido que integra el Frente Amplio, por lo que, al final, votarán como ellos quieran. Pero el Frente Amplio, como organización política, no podrá rehuir a dar una respuesta clara, tarde o temprano, a la gran pregunta: ¿a quién apoyarán?

Lo más terrible es que seguramente Verónika Mendoza ya sabe que una vez instalado el próximo gobierno, cualquiera que sea –y cualquiera haya sido el sentido de su voto–, ella verá cómo se tejerán más coincidencias entre los fujimoristas y los pepekausas, que entre ella y ambos. Es algo así como atrapada sin salida.