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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Si PPK, cualquiera de sus vicepresidentes o su próximo ministro de Economía –que estuvieron en el Cusco– hubieran ido al multitudinario Congreso de la Asociación de Municipalidades del Perú, desarrollado el sábado en la Ciudad Imperial para escuchar a los alcaldes (provinciales, pero principalmente distritales de los municipios urbanos y rurales del interior del país), quizás pensarían mejor lo de la creación del Ministerio de Apoyo a las Regiones, y habrían escuchado al verdadero Perú profundo.

Gino Costa, quien fue el único que estuvo presente medio día, escuchaba con mucha atención, y llenaba su libreta de apuntes con todo tipo de exposiciones sobre realidades poco conocidas, reclamos plenamente justificados, observaciones muy fundamentadas, y preguntas que, estamos seguros, nadie en el gobierno electo puede responder.

Un solo ejemplo: en el tema de seguridad se habla del 24x24, de mejorar las comisarías, de aumentar a los policías, de renovar los vehículos, de serenazgo, o de patrullajes integrados. Y, sin embargo, hay muchos distritos en el Perú que no tienen comisarías, no tienen policías ni patrulleros, y menos conocen de serenazgos o de patrullajes integrados. Ellos están solos.

Y, así, podríamos llenar todas las páginas de este diario con los problemas que los alcaldes enfrentan en todo tipo de temas: presupuestales, fiscales, de competencias, de gestión, de personal, de sueldos, de procedimientos, y muchos otros más que nadie atiende, porque el ojo y la mano del Gobierno Central solo llega a las regiones, a los municipios provinciales, y a los distritales de Lima.

Un Ministerio de Apoyo a las Regiones puede ser un nuevo filtro, un nuevo instrumento re-centralizador, la antesala al Ministerio de Economía y nada más. El desarrollo del Perú (así como la seguridad) debe empezar por los municipios, y eso no se resuelve con otro ministerio, sino con otra actitud de todo el Gobierno Central.