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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Resulta muy difícil creer que Pedro Cateriano será el último primer ministro de este gobierno. Y no solo porque en un gobierno que bate todos los récords históricos negativos –siete jefes de gabinete en cuatro años, censura al primer ministro después de 50 años, cuatro votaciones y voto dirimente para el voto de confianza a una premier– cualquier cosa puede pasar; sino porque va a ser difícil que el hoy premier no postule al Congreso o en la plancha presidencial, aunque no para la Presidencia.

Algunos piensan que el gobierno hace 'casting' en vivo con ministros para el 2016, cuando lo que está haciendo es –consciente o inconscientemente– sacrificarlos políticamente. Pero, en cualquier caso, el carisma y la conexión con el electorado son fundamentales para tentar la Presidencia. No es suficiente ser antifujimorista o antiaprista.

El nacionalismo tiene muy pocos operadores y escuderos leales a Humala. Lo han ido dejando, y quizás lo sigan haciendo conforme se acerque el proceso electoral, se agudice la crisis interna, o los resultados no acompañen al gobierno. Por lo que prescindir de alguien tan leal a Humala en el 2016 será muy difícil.

Por otra parte, resulta muy difícil creer que quien ha dicho públicamente –en directa alusión al Apra y al fujimorismo– que "dará la batalla" y "hará todo el esfuerzo posible" para evitar que sectores políticos que "saquearon el país" vuelvan a gobernarlo, sea quien garantice la imparcialidad del gobierno en el 2016.

¿Y si Keiko Fujimori y Alan García se disparan en las encuestas o pasan a la segunda vuelta?, ¿qué va a hacer Pedro Cateriano?, ¿aceptará tranquilo y sereno? Pagamos por ver.

Entonces, si la apuesta es solo para el "choque" en esta coyuntura política –para provocar el cierre del Congreso o para lo que sea–, y solo por unos meses, se trata de una decisión irresponsable para con el país. Porque en apenas seis meses volveremos a tener una nueva crisis ministerial.