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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Con su mensaje y el anuncio de cinco medidas contra la corrupción, el presidente ha tratado de corregir los errores que su gobierno cometió en el manejo del caso Moreno y de los consejeros presidenciales. Una buena decisión que puede neutralizar la caída de su aprobación y el deterioro de su credibilidad.

Sin embargo, esto no necesariamente significa el fin de la crisis. El gobierno y el mismo presidente tienen varias tareas pendientes.

Tienen que dar a conocer públicamente los resultados ofrecidos del proceso de evaluación de funcionarios de la presidencia y de los ministerios.Deben sincerar su evaluación y su posición sobre lo que hizo y/o le dejó el gobierno anterior –tarea que el Ejecutivo evadió desde el comienzo– e iniciar las acciones de investigación necesarias en todos los sectores que se requiera. Por las declaraciones de la ministra de Salud nos damos cuenta de que esa es una gran tarea pendiente.

El gobierno tiene que ordenarse y dejar de reaccionar frente a la coyuntura. La creación de la Comisión Presidencial de Integridad es un buen ejemplo de ello. El gobierno olvida que ya existe la Comisión de Alto Nivel (CAN) Anticorrupción, cuyos miembros son el Congreso, la PCM, el Poder Judicial, el Minjus, el Tribunal Constitucional (TC), el Ministerio Público, entre otros; que además son los mismos que el gobierno convoca para el Consejo de Estado (otra vez: el Congreso, la PCM, el Poder Judicial, el Minjus, el TC), y que también forman parte del Acuerdo por la Justicia. Muchos membretes, muchas comisiones y poco fruto.

Y lo más importante. El presidente, su gobierno, su bancada y su partido deben demostrar que todo empieza por casa. Su prédica y sus medidas no deben ser solo para los "otros", mientras sus colaboradores y partidarios eluden las investigaciones y son blindados por el mismo presidente y los suyos. Así, ningún anuncio servirá para ponerle fin a la crisis.