Vizcarra remarcó la importancia que tendrá su presencia en Brasil para fortalecer relaciones con el país fronterizo. (Foto: Congreso de la República)
Vizcarra remarcó la importancia que tendrá su presencia en Brasil para fortalecer relaciones con el país fronterizo. (Foto: Congreso de la República)

Los críticos del Gobierno, actores directos e indirectos de la política, disparan todos los días contra el Ejecutivo y sobre todo contra el presidente Vizcarra: apristas, fujimoristas y simpatizantes han dirigido sus baterías hacia él. Cuestionan sus declaraciones y las exponen como un signo de autoritarismo, pronostican escenarios catastróficos para el futuro inmediato y traen continuamente a colación figuras como las de Chávez, Maduro y, recientemente, Correa para graficar “el vértigo en el que vivimos” y crear un enemigo común.

Como lo señalamos ayer, el jefe de Estado y las diferentes bancadas en el Congreso deben hacer esfuerzos por tender puentes, recuperar el diálogo y trabajar en un concierto de voluntades por el bienestar y el desarrollo del país; eso es algo que reclamamos los peruanos.

Pero de ahí a sostener que nos encontramos sumidos en una crisis institucional, que vamos rumbo a una colisión con el Estado de derecho, que en Palacio de Gobierno vive un dictador, hay una gran distancia.

Se trata, claramente, de un problema de visión; apristas, fujimoristas y simpatizantes han perdido de vista a los verdaderos enemigos del Perú, a los radicales que pretenden imponer la ideología de la violencia y el extremismo, y llevar a una hecatombe política y económica a nuestro país.

¡Dónde están los dirigentes de esos partidos políticos cuando se trata de hacerle frente y poner en evidencia al Movadef, el partido de fachada de Sendero Luminoso! ¡Cuánto espacio están ganando los seguidores de Abimael Guzmán en sindicatos, universidades y movimientos juveniles!

¡Dónde estuvo el partido político con mayor representación en el Congreso a la hora de inscribir candidatos a las alcaldías en las provincias y los distritos del Vraem! ¿Dos años de confrontación les han hecho olvidar cómo se lee a los pueblos del Perú?

¿O no se hace política en las regiones críticas? Ningún partido importante y con resultados auspiciosos en las elecciones de 2016 hizo la pelea en Puno, Tacna, Moquegua, Arequipa; ninguno supo dar la talla en toda la Macrorregión Sur. Al contrario, Walter Aduviri, el mismo que encabezó el ‘aimarazo’ y mandó incendiar los locales de la Sunat y Registros Públicos de Puno, ganó el Gobierno Regional en primera vuelta. A pesar de hacer su campaña desde la clandestinidad, en la que se refugió para no responder a la justicia.

En el sur del país hay proyectos mineros por más de 28 mil millones de dólares, pero los actores de la política están librando batallas contra una dictadura imaginaria, contra un golpe de Estado que los deja plantados, que no llega.

Se han equivocado de enemigo, han olvidado que 2021 está a la vuelta de la esquina y que todas las catástrofes que ahora vaticinan podrían volverse realidad.

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