La antorcha olímpica llegó al Cusco. (Foto: Andina)
La antorcha olímpica llegó al Cusco. (Foto: Andina)

El momento político no parecía ser propicio, ni cuando se aceptó el encargo (2013) ni cuando comenzaron oficialmente las obras (2016) y mucho menos ahora que Lima está a punto de comenzar a vivir la experiencia de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos 2019. No obstante, habría que ser muy tozudo para negar al menos una modesta expectativa de lo que se beneficiará la imagen del Perú en el mundo si se llevan a cabo sin mayores contratiempos.

No están tampoco los tiempos como para exhibir los consabidos despliegues arquitectónicos o proezas de la ingeniería con que en años anteriores otras capitales asignadas como sedes del evento se promocionaron ante las globalizadas pantallas donde los aficionados al deporte siguen en detalle las competencias de cada día, pero, ciertamente, después de que se entregue la última medalla, quedarán nuevos espacios para la práctica de un sinnúmero de deportes que hasta hoy no contaban con infraestructuras adecuadas en nuestro país.

Se habló mucho del costo que implicaría su organización y que el país no estaba en condiciones de afrontar el gasto, olvidando que, como se ha dicho en estas mismas páginas, más que gasto, es inversión en imagen internacional, desde luego, pero sobre todo en el deporte, cuya promoción en colegios y calles, como se sabe, figura entre las mejores estrategias para alejar a los jóvenes de la delincuencia, un mal del que los peruanos están hartos. Con más y mejores canchas de fútbol, básquet o vóley, por mencionar solo algunos deportes, la juventud podrá practicarlos con regularidad y entusiasmo, y de ese modo estará también cuidando su salud, que es otra preocupación social del Estado.

Pese a los retrasos, debidos mayormente a la carga burocrática de cada trámite, el Comité Organizador, presidido por Carlos Neuhaus, ha realizado un trabajo ejemplar que le ha permitido culminar a tiempo –con la colaboración de distintas entidades, como el municipio de Lima, las Fuerzas Armadas o el Ministerio del Interior– las obras de infraestructura deportiva y vial imprescindibles para la realización del magno evento. Nuestro país ya está en vitrina: colaboremos todos.