En la lucha contra el COVID-19, ¿jugamos todos?
En la lucha contra el COVID-19, ¿jugamos todos?

Diría que sí, aunque algunos cometen faltas. Sin embargo, siempre es posible jugar mejor.

Es cierto, no se trata de un deporte ni de una competencia. La meta, en esta ocasión, no es una medalla. El reto es mayor: se trata de salvar vidas. Por eso es necesario seleccionar a los mejores, traerlos de donde se encuentren y ganar.

Para lograr la victoria no solo debemos vencer la pandemia. Para ello necesitamos alcanzar el difícil equilibrio entre mejorar nuestro sistema de salud y pasar a la ofensiva para recuperar la economía del Perú. Nuestra meta debe ser salir airosos con las menores bajas posibles y con el mayor crecimiento económico que garantice recuperar y aun aumentar empleos de mejor calidad.

En esta situación, no hay espacio para quien pretenda satisfacer su ego o aprovecharse de la coyuntura para catapultarse del anonimato. Ningún político que empiece a proponer leyes con el propósito de ponerse en primera línea para las elecciones de 2021 debiera ser escuchado. Es momento de pensar en nuestros hijos y en las generaciones venideras. De nuestra eficiencia o de nuestra imprudencia, dependerá su futuro.

Entre las numerosas frases que Winston Churchill nos regaló, hay una que aplica muy bien a los políticos de estos días: “Un político se convierte en estadista cuando, en lugar de pensar en las próximas elecciones, actúa pensando en las futuras generaciones”.

De lo que ahora se trata, entonces, es de armar una selección con los mejores profesionales y técnicos peruanos, a partir de su capacidad y sin importar ideologías o creencias. Deng Tsiao Ping decía: “No importa que el gato sea blanco o negro; mientras pueda cazar ratones, es un buen gato”. Necesitamos sumar esfuerzos para poder salir de la crisis y dar el salto hacia adelante que marque la diferencia.

Para organizar los Juegos Panamericanos Lima 2019, logramos ensamblar un gran equipo de profesionales que llegaron de los sectores público, privado y del mundo deportivo. Si bien contamos con el asesoramiento de expertos extranjeros, las decisiones fueron tomadas por el equipo local. Me atrevo a decir que el 98 por ciento de nosotros recién nos conocíamos. Y fue ese extraordinario grupo de gente el que supo sacar adelante un compromiso de Estado que el PERÚ, tres años antes, había contraído ante el resto del continente –empeñando su palabra– y no podíamos fallar.

Nos toca, ahora, un compromiso todavía más serio. Enfrentamos la imperiosa necesidad de sacar a nuestro querido PERÚ adelante. Esto será posible solo a partir del consenso y el apoyo de todos los peruanos.

Las críticas y sugerencias siempre son útiles, pero una cosa es estar en la cancha y otra, cómodamente sentado en la tribuna. El Gobierno ha tenido que enfrentar un difícil primer tiempo. Nosotros nos quedamos en casa, pensando, guardando fuerzas y preparándonos para jugar el segundo tiempo de este partido que será, quizá, el más duro. Para sacar lo mejor de nosotros empecemos por buscar nuestras coincidencias y deponer nuestras diferencias. Así podremos ponernos todos la camiseta del PERÚ.