"¿Qué nos espera cuando miramos las cifras? En un escenario no pesimista, se proyecta que la caída del producto en el Perú sería en el 12% y su correlato inevitable es el aumento de la pobreza (estimado en 3 millones más de personas)". (AP Photo/Martin Mejia)
"¿Qué nos espera cuando miramos las cifras? En un escenario no pesimista, se proyecta que la caída del producto en el Perú sería en el 12% y su correlato inevitable es el aumento de la pobreza (estimado en 3 millones más de personas)". (AP Photo/Martin Mejia)

Hace mas de 30 años, Fernando Monckeberg, médico chileno que erradicó la anemia en Chile hablaba de aquella situación en la cual “la pobreza es tan grande, que ni siquiera se percibe que hay algo mejor”. Cuando en ese entorno moría un niño pequeño, había “un nuevo angelito”.

En el Perú, ya antes de habernos enfrentado a la pandemia, teníamos demasiados angelitos. En la identificación de algunas familias invisibles para el Estado, que no reciben bonos ni canastas ni atención médica, conocí la historia de Jhoni. Su esposa tuvo gemelos de seis meses: uno se contagió de meningitis en la incubadora, tiene cuatro años, luego tuvo Kawasaki, no camina y requiere tratamiento especial; algo imposible cuando no hay sistema de salud, ni ingresos del trabajo. El gemelo que no tuvo meningitis murió en el hospital hace dos años; dicen que fue a causa de negligencia médica.

Y eso fue en Lima, no en un pueblo alejado, y antes del COVID-19.

¿Qué nos espera cuando miramos las cifras? En un escenario no pesimista, se proyecta que la caída del producto en el Perú sería en el 12% y su correlato inevitable es el aumento de la pobreza (estimado en 3 millones más de personas). Y, si continuamos como hemos venido haciendo, dejando de gastar en lo importante y de forma eficiente, eso significa que más niños mueran porque, teniendo dinero, no se compraron incubadoras, ni medicamentos, ni equipos. También significa que para Jhoni y miles como él, no habrá trabajo, porque proyectos de inversión, incluso teniendo financiamiento, seguirán frenados por autoridades nacionales y subnacionales incapaces o corruptas, y por un Congreso que pone el circo por encima del valor de la vida.


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