(GEC)
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Para nadie es un secreto que, más allá de voluntades políticas, el Estado peruano es muy prolífico en cuanto a deficiencias operativas y disparates administrativos. Aparte, desde luego, de no tan esporádicos casos de corrupción entre sus funcionarios, ausencia total de proactividad o simple desidia burocrática.

Se trata, a no dudarlo, de una leyenda negra y que, ya acercándonos al bicentenario de nuestra condición de república, debería ciertamente desterrarse, pero por desgracia, pese a conspicuas y muy respetables excepciones, va sobrada de asideros si se revisa la historia del Perú, peor aún si nos remitimos al presente.

Sin ir demasiado lejos, la emergencia sanitaria ha vuelto a desnudar esas endémicas carencias de la administración pública. El combate contra la plaga se ha realizado en medio de sombras, con no pocos errores de bulto, y hasta de concepto.

De ahí que hoy, más que nunca, se requiera del apoyo de la empresa privada para sortear las amenazas que trae la segunda ola de la pandemia, a lo cual el Estado no debe presentar obstáculos, evitando repetir vergonzosos episodios –ocurridos durante el gobierno de Vizcarra– como el rechazo a donaciones de insumos médicos, que los burócratas rechazaban por quítame-estas-pajas y absurdas formalidades administrativas, mientras los hospitales clamaban por ayuda.

La noticia de la entrega realizada por un grupo de empresas privadas nucleadas alrededor de la campaña Respira Perú es pues, ejemplar: seis plantas de oxígeno medicinal que serán instaladas en hospitales y centros médicos de las regiones para atender a pacientes con COVID-19. Y como ellos, son muchos los empresarios peruanos que han mostrado su lado más solidario en esta crisis sanitaria, al poner a disposición del país equipos completos de sus organizaciones para apoyar en tareas de higiene, educación o refuerzo de las cadenas logísticas de producción y distribución de alimentos o medicinas.

Durante la pandemia, buena parte del sector privado en el Perú ha demostrado estar a la altura de las circunstancias. El Estado debe continuar allanándole el camino pues su aporte solo fortalecerá la estrategia nacional contra el avance del patógeno. Enhorabuena.

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