Embarrado por su “verbo”
Embarrado por su “verbo”

Pocas veces utilizo una columna periodística para hablar en primera persona. Esta es una de esas excepciones ante la retahíla de epítetos, afirmaciones difamatorias y mentiras pronunciadas por un candidato a la Presidencia, al parecer, desaforado por las preguntas puntuales que le hice durante la entrevista en @PuntoFinalOf. Lamentablemente para él, respondió con balbuceos y medias verdades, enredándose en su propio laberinto verbal.

Se trata de Rafael López Aliaga, quien, dos semanas atrás, tuvo la gran oportunidad, en mi mismo programa, de comentar sus planes de gobierno. Un aspirante a gobernarnos tiene la obligación de contestar todo sobre su vida personal, profesional y política, y estar preparado para ello.

Sobre una presunta incongruencia entre la prédica y su comportamiento personal del personaje, las críticas habían llegado de una exallegada suya, Beatriz Mejía, en una columna titulada “La mentira como verdad”. En ella comenzó precisando una primera contradicción al presentarse como un laico consagrado a Dios y, en la sombra, como un bebedor procaz. Sobre eso le pregunté puntualmente. Esa interrogante fue acompañada con un reporte policial de 2019 en la comisaría de Orrantia del Mar, que registraba un operativo de alcoholemia, en el que había salido positivo. Admitió, a regañadientes, el hecho, aunque dijo que había tomado una cerveza esa “mañana” (la intervención de la Policía fue varias horas después) y que el resultado fue 0.17. Le indiqué que lo admitido por ley es 0.5. Su respuesta apuntaba a que no había tomado mucho para considerarse una infracción. Sin embargo, ese no era el tema, el cuestionamiento era válido por lo dicho por Mejía y su comportamiento público en más de una ocasión, según esas afirmaciones.

Para ser gobernante, alguien que se precia de hacer fortuna (asegura que tienen más de 800 millones), de ser un empresario “ejemplar” y filántropo, los detalles, que es donde el diablo se esconde, evidencian mucho. Tenía el dato de su ácida crítica al programa Reactiva, préstamos avalados por el Estado, a interés bajísimo, para evitar que empresas quiebren o despidan trabajadores por efecto de la pandemia. López Aliaga había llamado “estupidez” al programa Reactiva Perú en declaraciones a Caretas. Resulta que nueve empresas en las que es accionista “suspendido, renunciado, con licencia”, porque sigue apareciendo en los registros como parte de las mismas, recibieron en total 24 millones. Una bicoca. Sus comentarios incongruentes siguieron llegando hasta aceptar que su lista de candidatos al Congreso la hizo por Zoom, porque estuvo con COVID y que por eso se le pudo haber escapado más de un postulante sin las mínimas credenciales.

¿Consistencia, consecuencia? ¡Bah! Alguien que no es capaz de enfrentar una crítica cara a cara y luego sale a gimotear, a insultar con una bajeza reiterativa, vociferando basura de chiquero, no vale nada.

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