El rincón de los muertos

“En el distrito de Soras, el 16 de julio de 1984, se ejecutó la masacre más brutal de Sendero, liderada por Quispe Palomino…”.
"Ayacucho no es el rincón de los muertos a los que hay que llorar y olvidar; es el rincón de los muertos a los que hay que honrar". (Foto: GEC)

Ayacucho, en quechua ‘rincón de los muertos’, tierra hermosa, hombres y mujeres capaces de superarlo todo, sin renunciar a la memoria y la verdad.

MIRA: Valores compartidos

Escenario de hechos históricos, de gloria y de dolor.

Nuestra independencia se sella hace 199 años, con la sangre y valor de nuestro ejército UNIDO libertador, en las Pampas de la Quinua.

Los 80 marcaron nuestra historia con la actuación de Sendero y su discurso de confrontación, enfrentamiento y sangre, siendo Ayacucho la región más afectada.

En el distrito de Soras, el 16 de julio de 1984, se ejecutó la masacre más brutal de Sendero, encabezada por Quispe Palomino y avalada por la cúpula, 117 personas asesinadas a machetazos y pedradas, caso aún en proceso judicial.

En los 90, los ayacuchanos vivieron la estigmatización y sufrieron la tolerancia a la violación de derechos humanos y la indiferencia de parte del país, similar actitud frente a los asesinatos de fines de 2022 y enero de 2023.

En el tiempo, la ineficiencia e incapacidad de los gobiernos nacionales, regionales y locales se reflejan en la anemia y desnutrición, la pobreza y la falta de servicios.

El 15 de mayo, el excontralor muere en un accidente en la carretera Los Libertadores; junto con él murieron 15 personas más.

Unos días después, los viajes por tierra se suspendieron porque se cayó el puente que conecta Huamanga con la carretera.

El 16 de julio, otro trágico accidente en la vía Los Libertadores, 29 muertes terribles, entre ellos, la madre de una niña, que podría perder también a su padre.

Mientras tanto, sin vergüenza, su gobernador, el “wayki” Oscorima, ocupado ocultando complejos con una verdad que no sabemos si lo sea, o tapando delitos con una mentira que parece serlo, no es capaz de denunciar y resolver un problema que lleva años y pone en riesgo la vida de la gente, ni terminar el santuario la Hoyada, ni enfrentar la impunidad por su pueblo.

Por si esto fuera poco, la región que lideró los procesos de memoria, que llevan más de 40 años buscando justicia desde distintas organizaciones, como ANFASEP, para encontrar cuerpos, restituirlos, enterrarlos y garantizar memoria y paz, ha sido sorprendida con la ley de impunidad (lesa humanidad) aprobada por el Congreso; solo la “wayki” del gobernador podría observarla.

Ayacucho no es el rincón de los muertos a los que hay que llorar y olvidar; es el rincón de los muertos a los que hay que honrar.

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