El asesinato del periodista Gastón Medina, en Ica, no se puede pasar por alto y mucho menos convertirse en un simple guarismo de la estadística fatal en el oficio. Estamos hablando de un hecho muy grave que podría estar asociado a la política y la fiscalización de las esferas de poder, así como a investigaciones sobre el crimen organizado.
El Consejo de la Prensa ha advertido que el experimentado periodista había denunciado irregularidades en el Gobierno Regional de Ica y en la municipalidad provincial. Había dado cuenta, también, de la actividad encubierta de extorsionadores de distinto calibre, un cáncer extendido a casi todo el territorio patrio.
Policía y Fiscalía deben identificar a los autores materiales e intelectuales a la brevedad posible. La Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP) informó a Perú21 que hacía ochos años que no mataban a un periodista en el Perú. Este asesinato vuelve a poner en evidencia los extremos a que está llegando la violencia en el país.
Conviene hacer notar que, ante la inanidad de las autoridades para combatir la ola de criminalidad que nos atenaza, es el periodismo independiente el que ha cobrado un papel protagónico en este drama nacional. Porque son los hombres de prensa quienes denuncian y siguen la pista de las actividades delincuenciales en distintas localidades, realizadas a menudo con la complicidad de funcionarios públicos –de mediano y alto nivel– corrompidos por los dineros de la extorsión, la minería ilegal y los sobornos que corren en las licitaciones del Estado.
Y si acudimos a la historia reciente, debería recordarse que en Ecuador –donde las bandas del crimen organizado tienen en jaque a las instituciones– asesinaron a uno de los candidatos con mayores posibilidades de ganar las elecciones presidenciales: Fernando Villavicencio, nada menos que un periodista de investigación conocido por exponer a las mafias de la extorsión y el narcotráfico que operan en el país vecino. Un asesinato con tantas ramificaciones en los estratos –legales e ilegales– del poder político ecuatoriano que, a los pocos meses, ultimaron también, en la cárcel, a siete acusados de participar en ese magnicidio.
Estando ad portas de un proceso electoral que a todas luces se desarrollará bajo la oscura presión de las economías ilegales y de un populismo extremista, el rol de la prensa será fundamental.
El asesinato de un periodista que cumplía el mandato profesional, ético, de fiscalizar a candidatos y autoridades es un tema que nos debe preocupar a todos los peruanos.
Aprovecha la NUEVA EXPERIENCIA, recibe por correo y por Whatsapp nuestro periódico digital enriquecido. Perú21 ePaper.
¡Ahora disponible en Yape! Búscanos en YAPE Promos.
VIDEO RECOMENDADO