Ivo Saona, Director General en Aporta, plataforma de innovación e impacto social de Breca.

La participación del sector privado es fundamental para impulsar los cambios necesarios en nuestra sociedad. Las empresas no solo tienen una responsabilidad ética, sino que también es crucial para su propio éxito económico asegurar el desarrollo de sus entornos. El crecimiento empresarial y el progreso social van de la mano.

Este enfoque define el rol de los Gerentes Generales en relación con el impacto social que generan sus organizaciones. Ya sea por convicción personal o como parte de la estrategia de negocio, estos líderes tienen la oportunidad de transformar el ADN de sus empresas. Este liderazgo transformador no solo busca la rentabilidad económica, sino también contribuir al bienestar social.

En las últimas décadas, la inversión privada ha sido vital para la reducción de los indicadores de pobreza monetaria. Sin embargo, recientemente, hemos visto un aumento preocupante en estas cifras. En este contexto, el rol de los Gerentes Generales se vuelve aún más crucial.

Es imperativo que los líderes corporativos fortalezcan la presencia del sector privado en las comunidades donde operan. Esto implica crear estrategias y alianzas con el sector público y la academia que no solo busquen el beneficio económico, sino también promuevan el desarrollo social. En mi experiencia desde Aporta, y trabajando de la mano de las empresas de Breca, puedo dar fe de que esta filosofía nos ha permitido construir relaciones de mutuo beneficio con nuestras comunidades, asegurando la sostenibilidad a largo plazo y fomentando su desarrollo sostenible.

Lograrlo implica una visión integral que considere la inversión en proyectos sociales y ambientales como parte central de la actividad empresarial. Es crucial que cada miembro de la organización entienda y valore su contribución al mejoramiento social.

Los líderes enfrentan el desafío de promover una cultura empresarial basada en la transparencia, la ética y la responsabilidad social. Deben asegurar que sus organizaciones se comprometan con prácticas sostenibles que no solo mejoren su reputación, sino que también fortalezcan su posición a largo plazo, mediante la construcción de relaciones de confianza con las comunidades y otros actores sociales.

Este es el liderazgo que trasciende los resultados y ayuda a que las empresas se constituyan en referentes institucionales que nos inspiran a ser más actores que espectadores en un mundo lleno de desafíos.