Se pasea por los ministerios impartiendo cátedra y cerrando contratos como proveedor del Estado. Sus visitas no pasan desapercibidas; ser amigo del primer ministro y del titular del Interior, sus antiguos socios, es como tener la llave maestra que abre todas las puertas. En los pasillos ministeriales a Christian Guzmán Napurí lo reconocen porque su barba parece dibujada por un caricaturista y porque ambos ministros pertenecieron, junto a Guzmán, al estudio GNS Abogados. Parece que esos detalles garantizan una membresía VIP en el Gobierno de Dina Boluarte.
Guzmán Napurí debe ser de esos amigos que más de uno quisiera tener, y no precisamente por sus méritos intelectuales, sino por su habilidad para capitalizar sus vínculos personales. Su buena estrella apareció, coincidentemente, luego de formar la sociedad en GNS Abogados junto a personajes como Gustavo Adrianzén y Juan José Santiváñez, quienes luego se volvieron ministros. Ambos ascendieron a Palacio de Gobierno y Guzmán Napurí siguió en el mundo del arbitraje, pero nunca relegado, porque el triunvirato de antaño fue el empuje para su ‘exitosa’ carrera profesional.
Desde que sus antiguos colegas asumieron roles en el Gobierno, por esas raras coincidencias, Guzmán Napurí ha sido el invitado estrella en diversos ministerios. Solo en lo que va de 2025 ha participado como ponente en conferencias organizadas por el Ministerio del Interior —a cargo de su amigo Santiváñez—, también en el Ministerio de Justicia, en el Ministerio de Comercio Exterior y en el Ministerio de Relaciones Exteriores, abordando temas como la Ley de Contrataciones Públicas y gestión de conflictos de intereses.
Además, Guzmán ha obtenido contratos con el Estado a título personal y a través de su estudio GNS Abogados. Aparece como proveedor del Estado.
La situación es tan obvia que roza con el cinismo. La meritocracia que pregona el primer ministro Adrianzén es la ‘amistocracia’ que despliega alfombra roja para que siga vigente GNS Abogados, entidad en la cual Adrianzén y Santiváñez habrían estado involucrados en actividades irregulares que sugieren una presunta red de corrupción que operaba en el sector público, según la revelación de un colaborador eficaz, cuyo testimonio publicó Perú21.
Adrianzén ha tratado de desvincularse de su pasado en GNS Abogados. Asegura que esa sociedad nunca se produjo, pero las evidencias sugieren lo contrario. Luego de esa revelación, Adrianzén ha pedido licencia por motivos personales.
Lo cierto es que, tras la ‘frustrada sociedad’, la bonanza llegó para sus antiguos socios, dos de ellos ubicados en el Gobierno.
No se precisa ser adivino para anotar que, culminada la experiencia ministerial, los tres personajes se volverán a reunir en GNS Abogados y quizá Guzmán Napurí, en lugar de obtener contratos estatales, tendrá que dedicarse a defender a sus amigos cuando el poder temporal se haya extinguido y llegue la hora de asumir responsabilidades.
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