(GEC)
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Cualquiera que visite Lima se asombrará de la popularidad de Vizcarra. Parafraseando a Trump, este podría dispararle a gente en la Javier Prado y no perdería votos. Es de locos cómo adoran así a alguien que rompió mañosamente la institucionalidad (¡cerró un Congreso sin base jurídica!), mintió descaradamente (¡hasta aparecieron fotos de él con la gente que negaba!), deshizo la economía (su cuarentena fue extrema en el sector formal, nunca debió cerrar la minería y la pesca, debió soltar muchos más bonos y Reactiva Perú nació del BCR), manejó pésimo la salud (mortalidad altísima, no compró oxígeno, las pruebas rápidas eran una burla, no se educó a la gente), está metidazo en la corrupción (¡los testimonios sobran!) y encima no adquirió las vacunas. ¡Peor no pudo ser!

Según Infobae, somos el segundo país del mundo donde la mortalidad aumentó más (por el COVID) en relación a los cinco años anteriores. Solo nos gana Ecuador y hasta les queda la duda si le empatamos. Por eso Michael Reid (The Economist) calificó de “pésima” la gestión de Vizcarra y pidió ayer por Twitter una autocrítica de las huaripoleras y una investigación imparcial. ¿María Alejandra Campos seguirá afirmando que es “un gobernante hecho para la crisis” y “un líder lúcido y sabio”? ¿Alessandro Caviglia (PUCP) insistirá en que es “un presidente excepcional”? ¿La República, Chincha y Mávila seguirán con sus loas? ¿Rafaela León le escribirá otra apología biográfica? ¿Paola Ugaz y Jackie Fowks seguirán endiosándole en ABC y El País?

-Alberto Vergara, el oráculo de moda, me recuerda mucho a Pablo Macera, otro que deslumbraba hablando huevadas.

PD.: Mi solidaridad con el colega Ricardo Gómez Palma. Su reciente salida de RPP es abochornante.