El desafío de Biden

Por más berrinches mediáticos y judiciales que D. Trump despliegue en los próximos días, es ya evidente que Joe Biden será el próximo presidente de EE.UU. Esta es una buena noticia no solo para Norteamérica, sino para el mundo. La humanidad no podía darse el lujo de tener durante cuatro años más a alguien con la madurez de un niño en el cargo más poderoso del planeta.

Considerando la profundidad de la actual crisis, el inicio de mandato para Biden será el más retador desde el de Franklin D. Roosevelt. Las prioridades, naturalmente, deben ser la atención de la pandemia y de la contracción económica más grande desde la Gran Depresión. Pero Biden tendrá, además, un reto monumental: el de reconstruir la confianza y el aprecio por la democracia entre los norteamericanos.

EE.UU. se ha preciado siempre de ser el modelo de democracia para todo el mundo, pero hoy esta pretensión ya no se sostiene. Síntoma de ello es que casi la mitad del país haya votado por alguien como Trump, que amenaza con ignorar los resultados electorales, alaba a dictadores, desprecia a las minorías raciales y reta la institucionalidad sistemáticamente. Todas estas posiciones son diametralmente opuestas a los principios fundamentales de una democracia.

Esta tarea de reconstrucción deberá ser asumida no solo por Biden y su partido, sino también –y fundamentalmente– por el partido del propio Trump. Es momento de que los republicanos dejen de ser cómplices de un liderazgo tan destructivo y tengan la entereza que han demostrado algunos de sus líderes más connotados, como John McCain, Colin Powell o Mitt Romney de enfrentar a Trump aun cuando esto no sea electoralmente rentable.

Más que un triunfo, la victoria de Joe Biden y Kamala Harris es el inicio de una titánica tarea de reconstrucción.

Disclaimer: Quien escribe esta columna es precandidato al Congreso de la República por Victoria Nacional.