Congreso de la República. (Foto: Anthony Niño de Guzmán / GEC)
Congreso de la República. (Foto: Anthony Niño de Guzmán / GEC)

Por: Milagros Campos

Próximamente elegiremos 130 congresistas. Un voto informado supone saber a quién le daremos el voto y para qué. El Latinobarómetro dio cuenta de la bajísima confianza de los peruanos en el Congreso, apenas 8%; la menor de la región entre 1996 y 2018, periodo en el que el promedio en América Latina fue de 21%. Se podrá argumentar que ningún Congreso es popular, pero lo que podemos observar es que los Congresos se instalan con una aprobación que supera el 40%, que cae en los años siguientes. Aunque referido a los presidentes, McClintock señaló que el apoyo a un candidato se fundamenta en exageradas esperanzas y termina con una gradual desilusión popular, frustración y desconfianza. Este año, Lapop reporta que los partidos políticos y el Congreso son las instituciones de la democracia representativa que generan menos confianza en los peruanos. Esta reflexión se da en el marco de una crisis en América Latina vinculada a procesos electorales y demandas insatisfechas.

¿Qué puede ofrecer un congresista en campaña para no caer en este juego? Atender la inseguridad ciudadana, la corrupción, los problemas de transporte o el desempleo son parte de los principales problemas del país, pero son políticas públicas cuya implementación no depende del Congreso. Los congresistas presentan los proyectos de ley y de reformas constitucionales, tienen a su cargo designación de autoridades, también valoran posibles conductas delictivas e infracciones constitucionales de altos funcionarios públicos. A su cargo estará el debate y aprobación de las reformas políticas y el seguimiento de la reforma judicial, así como la aprobación de presupuesto que genere inversión y estabilidad económica con equidad. Ejercen control político y aunque es legítimo entenderlas al solicitar información a las autoridades, convocar a los ministros a informar o interpelarlos, también debe entenderse esta función en la acepción de la palabra en inglés: oversight. Es la función de vigilancia la que facilitará una política enfocada en las políticas públicas, en la que al Congreso le corresponderá impulsar iniciativas en esas materias y construir indicadores para vigilar su cumplimiento.

El Congreso importa. No solo es órgano de representación, es el órgano de deliberación y consenso. Legisla, vigila y designa autoridades porque representa. Queremos candidatos idóneos, pero también que conozcan sus funciones para no generar expectativas que no van a poder cumplir.