El complicado año que nos espera

2021 va a ser un año complicado en materia sanitaria, económica, social y política. Pero también tendremos una gran oportunidad para renovar la conducción del país.

El problema sanitario va a seguir vigente con una segunda ola que se está gestando, y sin vacunas, lo que va a generar más muertos que pudieron evitarse. Es criminal que el gobierno de Vizcarra no haya cerrado NI UN solo contrato con un laboratorio.

En materia económica tenemos un sector productivo golpeado por los excesivos efectos recesivos de la pandemia. Pero lo más importante son las preocupantes iniciativas del Congreso y del Ejecutivo, que creen que pueden fijar salarios y precios al margen del mercado, lo que genera una gran preocupación en los inversionistas.

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La parte social está agitada con expectativas embalsadas y una Policía Nacional torpemente maltratada en lo que constituye, hasta ahora, el mayor error del gobierno de Sagasti y solo le queda ceder, lo que alienta más conflictos.

La parte política es un problema, pero también una solución. Ante un gobierno débil y un Congreso populista, en los próximos meses tendremos la oportunidad de renovar a los que dirigen el país. Es verdad que la reforma electoral está a medias y ha producido una veintena de candidatos y la posibilidad de una dispersión del voto. Pero también es cierto que en momentos difíciles hemos sabido escoger bien en el pasado.

En democracia el voto de los ciudadanos es el que define y espero que sepamos elegir a un presidente honesto, que se rodee de los mejores, que sepa concertar con las demás fuerzas políticas y que entienda cómo se genera la riqueza antes de pensar en repartirla.

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