“Este año la cosa está peor porque se presupuestaron S/47 millones para tratamientos oncológicos (un tercio de lo presupuestado en años previos), pero, a tres meses de terminar el 2020, solo usó el 52%”. (Foto referencial: Pixabay)
“Este año la cosa está peor porque se presupuestaron S/47 millones para tratamientos oncológicos (un tercio de lo presupuestado en años previos), pero, a tres meses de terminar el 2020, solo usó el 52%”. (Foto referencial: Pixabay)

Ayer Perú21 reveló que la cantidad de defunciones de personas con males crónicos entre el 6 de marzo y el 31 de agosto, incluyendo el cáncer, fue de 28,731, según datos del Sinadef/Minsa. Esto supone un incremento del 51% respecto de los 19,071 decesos por las mismas causas registrados el mismo periodo en 2019.

Si bien parte del incremento se debe a que muchas personas evitaron acudir a centros de salud para no contraer el COVID-19, lo que impidió un tratamiento oportuno, existe otro factor muy importante que explica parte de esta terrible situación: la pésima gestión del Cenares para adquirir medicamentos de manera oportuna.

Como lo mencioné hace algunas semanas en este espacio (El Cenares de Vizcarra; 2/9/20), este órgano a cargo del Minsa se vio obligado a maquillar cifras para tapar su pésima gestión sobre las compras de medicamentos, lo cual evidentemente afectó a personas que padecen enfermedades no transmisibles, como el cáncer. Veamos.

Para el periodo 2018-19 se presupuestaron S/251 millones para comprar suministros médicos para tratar cáncer, equivalente al 16% del presupuesto total de suministros, pero Cenares solo ejecutó S/99 millones, equivalente al 39%.

Este año la cosa está peor porque se presupuestaron S/47 millones para tratamientos oncológicos (un tercio de lo presupuestado en años previos), pero, a tres meses de terminar el 2020, solo usó el 52% de su presupuesto, equivalente a S/25 millones.

Si el paciente no encuentra tratamientos en el sistema público, tendrá que recurrir al sector privado, en el cual los precios son impagables para cualquier familia promedio, sobre todo en tiempos en los que muchos perdieron su empleo.

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