Foto: EFE/Miguel Gutiérrez
Foto: EFE/Miguel Gutiérrez

En los últimos días se ha generado un debate sobre si la vacuna es un bien público o privado. Evitemos discusiones. ¿Qué es un bien público en economía? Un bien público tiene dos características: en primer lugar, es no rival. Esto significa que si una persona disfruta de él, no disminuye la cantidad disponible para alguien más; por ejemplo, disfrutar de un espectáculo de juegos artificiales. Que una persona los vea no impide que otra también lo haga. Por eso las personas no rivalizan entre ellas por verlos.

En segundo lugar, la no exclusión. Sigamos con el ejemplo anterior. Es imposible excluir a alguien de ver unos juegos artificiales. Basta que uno eleve su vista para que los vea. Como consecuencia de ambas características, no se puede cobrar por un bien público. Nadie estaría dispuesto a pagar, pues igual gozaría de él, pagando o sin pagar.

¿Qué ocurre con los bienes privados? Son bienes rivales: si una persona come una manzana o usa un lapicero, no puede ocurrir que otra persona coma la misma manzana o use el mismo lapicero. Por eso el hecho de que una lo haga excluye al resto. El agua es un bien privado. Si usted toma un vaso con agua, no puede ocurrir que otra persona tome el mismo vaso con agua.

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Nótese bien que esto no tiene nada que ver con quién financia el bien público. Puede ser que el Estado, por ejemplo, a través de una municipalidad, o de manera alternativa, una empresa privada, se encargue de la organización y puesta en marcha de los juegos artificiales. El bien seguiría siendo público. No importa quién lo produzca.

Vamos a la vacuna. Primero, el hecho de que una persona se ponga la vacuna impide que otra se ponga la misma vacuna al mismo tiempo.

Segundo, el hecho de que alguien reciba la vacuna elimina la posibilidad (exclusión) de que otro lo haga. Por eso es que tienen un precio: porque son bienes privados. Nada de esto implica que por razones que son obvias, el Estado se encargue, como se ha anunciado en el Perú, de comprar las vacunas y aplicárselas a toda la población en el orden establecido. Pero no por ello deja de ser un bien privado.

El Estado se encarga, en este caso del bien privado, por las externalidades que genera, es decir, el daño a terceros. La vacuna disminuye la posibilidad de contagios y, por lo tanto, de dañar a terceros. Si se dejara la vacuna solo al mercado, que es otro tema, solo podrían hacerlo los que pueden pagarla. Como el virus genera una externalidad negativa (contagia), entonces el Estado interviene y corrige la falla del mercado. Eso es todo. Un bien privado puede ser financiado y ofrecido por el Estado y un bien público puede ser financiado y ofrecido por el sector privado. Así de simple.

Este tema de los bienes públicos es conocido por cualquier estudiante de Economía. El rol del Estado consiste en corregir las fallas del mercado y en este caso soluciona un problema de externalidades negativas. Ojalá lo haga lo más rápido posible. Si la vacuna fuera un bien público, no tendría precio, y lo tiene. El Estado compra, con nuestros impuestos, la vacuna y nos la pone a todos.

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