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Redacción PERÚ21

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Santiago Pedraglio,Opina.21spedraglio@peru21.com

En paralelo, el 'chuponeo' mundial –dado a conocer por Edward Snowden vía importantes diarios de Occidente– les ha creado problemas nuevos a los norteamericanos. Ya se sabe que la profesión de espía compite por ser una de las más antiguas del mundo; sin embargo, es diferente verla actuada, en vivo y en directo. Como la corrupción y los videos de Vladimiro Montesinos; algo así sucede con el destape del espionaje norteamericano, dirigido no solo contra sus adversarios sino también contra sus más íntimos aliados.

En el caso de Brasil –como en los de Alemania y Francia–, la mayor parte de la información capturada de manera ilegal es de orden económico. ¡Nada que ver con terrorismo, ciertamente! Esto tiene como precedente la amenazante reactivación de la IV flota norteamericana en el Atlántico sur, ante el descubrimiento de reservas petroleras frente a las costas de Río de Janeiro y Sao Paulo.

Luego, las maniobras de EE.UU. para impedir la adquisión de tecnología y de aviones de combate franceses agriaron aún más la relación. El desenlace ha sido la suspensión del viaje de la presidenta Dilma Rousseff al país del norte, y la reciente licitación del primer gran lote de exploración petrolera con exclusión de capitales norteamericanos: va una alianza de empresas europeas, chinas y capital estatal brasileño (Petrobras).

En Europa la reacción no será tan airada, pero es posible que se retrase la firma del TLC entre EE.UU. y la Unión Europea, y –según informa el diario El País (24.10.2013)– que el Europarlamento pida la anulación del acuerdo de transferencia de datos bancarios con Estados Unidos.