Al igual que en el caso de los desastres naturales, hay un gravísimo tema de organización y logística que definitivamente no está a la altura de las circunstancias. (Foto: EC)
Al igual que en el caso de los desastres naturales, hay un gravísimo tema de organización y logística que definitivamente no está a la altura de las circunstancias. (Foto: EC)

El dengue continúa azotando las regiones del norte del país y no pocas zonas de Lima. Las víctimas aumentan día a día. Pero aun así, los gobiernos regionales y locales parecen limitarse a esperar que papá Gobierno asuma por ellos todo lo que les corresponde hacer al respecto.

El caso más clamoroso es Piura, donde el artero pique ha cobrado ya la vida de más de 40 personas y los contagiados se cuentan por decenas de miles. Las direcciones regionales de salud, lamentablemente, no están haciendo su trabajo de control, fumigación y educación preventiva, tal como se esperaba de ellos. Y digamos que recursos tienen a su alcance, pues en el marco de la emergencia declarada por esta enfermedad ya se les ha transferido lo que necesitaban para poner en marcha estos operativos.

La pregunta es qué se está pudriendo en el norte peruano para que el zancudo le siga ganando la partida a las campañas sanitarias que –al menos en teoría– se estaban desplegando en la zona.

La ministra de Salud, Rosa Gutiérrez, puso el dedo en la llaga al responsabilizar directamente a las autoridades locales de no hacer buen uso de los recursos entregados. “No se olviden que quien administra la región es, justamente, el gobierno regional. Nosotros hemos trasladado el presupuesto para que la Diresa ponga el recurso humano”, enfatizó.

Por su parte, el Alto Comisionado del Ministerio de Salud, Percy Minaya, reconoció desde Piura que no se había actuado oportunamente en los primeros niveles de atención. Refirió también que las estrategias de comunicación tampoco habían surtido el efecto esperado, pues los pobladores, en su desconocimiento de las primeras señales de la enfermedad, continuaban automedicándose.

Al igual que en el caso de los desastres naturales, hay un gravísimo tema de organización y logística que definitivamente no está a la altura de las circunstancias. Y las responsabilidades alcanzan también al gobierno central, pues ante la inoperancia de ciertas autoridades subnacionales –la situación de Piura ya pasó a ser de elevado riesgo– el Minsa ha debido intervenir sin mayores trámites, aportando equipos médicos y administrativos con capacidad de gestión.

No es posible que, con la experiencia de la pandemia y la emergencia climática, siga campeando la incompetencia entre organismos públicos llamados a cautelar la salud de los ciudadanos. Inaceptable.

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